martes, mayo 20, 2008

Gracias, Vodafone

El fin de semana pasado, nos fuimos al este de Francia, a visitar a los abuelos de Robin, en su pequeña ciudad media olvidada y bastante aburrida. Todo coge un ritmo muy lento, cuando vamos allí, porque tienen un poco más de 85 años y ya no se mueven con tanta agilidad, y el uno ya no ve muy bien mientras la otra casi ya no oye nada. Solemos pasar largos momentos para explicar poca cosa, en unas conversaciones un poco surrealistas salpicadas de "¿Qué?" y "¿Pero que dices?". Y esta vez era aún más fastidioso porque queríamos explicar todos los viajes que estamos haciendo, o prevemos hacer, y son un poco demasiadas informaciones para los pobres. Sobre todo cuando además explico que voy a cambiar de trabajo, y me preguntan para hacer qué. Ya que tengo dificultad para explicarlo a personas jóvenes y diplomadas…

El sábado por la tarde, nos fuimos los dos a hacer la compra para preparar la cena, y aprovechamos para llamar a nuestro Romano. Con él hablamos un par de veces la semana pasada por MSN. Fue una llamada perdida y dejamos un mensaje en el contestador. Al salir del supermercado, me di cuenta que el vibrador de mi móvil no debe ser muy potente porque tenía 2 llamadas perdidas de él… Lo volvimos a llamar y el niño pareció contentísimo, contando que estaba pasando el fin de en el campo ("él también…") en casa de sus padres. Quería que le confirmáramos nuestras fechas para ir a verlo a su ciudad en julio ("así que realmente quiere que vayamos…") y nos dijo que iba a mirar en Internet las posibilidades para que venga a vernos un fin de semana a París antes ("argllllll… ¡qué guayyyyyy!").

Seguimos sin entender muy bien lo que nos está ocurriendo, con este, y con problemas para creer en tanta suerte, pero (no sé como lo diréis en España) a caballo regalado, no se miran los dientes.

Al volver a París, nos fuimos de copas con Resurrección que nos presentó a su nuevo novio (bueno, hace tan pocos días que aún no se puede llamar novio) que es neocelandés, y es guapísimo y majísimo, además de muy abierto (porque a los 5 minutos de conocerlo, ya estábamos explicándole todo el rollo con el Romano y The One). Resurrección parece que se va a descolgar los músculos zigomáticos de tanto sonreír y me parece que la historia es muy prometedora de momento.

Ah… ¡qué felicidad, estar enamorado en la primavera!...

jueves, mayo 15, 2008

¿Una nueva Barcelona?

Acabamos de salir de un increíble periodo de 12 días (¡12 días!) festivos en Francia. Una rara conjunción de fechas (entre las cuales la llegada muy temprana de Semana Santa este año) ha hecho que este año, sólo se trabajaban 3 días entre el 1 y el 12 de mayo. Con lo cual, todos lo que pudieron se cogieron estos 3 días de vacaciones y se montaron vacaciones de primavera.

Nosotros también, por supuesto. Nos quedamos en París los 4 primeros días, porque al principio debía venir a París la Rana, pero luego su plan se esfumó, y no nos apetecía improvisar algo fuera de París al último momento. A cambio, decidimos hacer de turistas en nuestra propia ciudad. A veces es muy divertido pasear así por los lugares turísticos adonde nunca vas, o descubrir nuevos rincones. Además hacía un tiempo estupendo. Luego vinieron Tony y JL para el concierto de Kylie, y pasamos un día con ellos de guías turísticos, pasando por las antiguas galerías comerciales de Haussmann, y comiendo en el barrio japonés comida tradicional que no son sushis.

Y el miércoles volamos a Budapest, a pasar allí cinco días.

¡Budapest es la hostia! Es hermosa y gigantesca, llena de vida, de cafés, bares, restaurantes, parques, cines, teatros y óperas, de monumentos impresionantes y de tiendas. Todavía no hay tantos turistas, supongo que porque en Europa del Oeste aún no pensamos en esta destinación, pero se nota que hay muchos estudiantes de fuera, hablando inglés, supongo que en Erasmus. Budapest nos hizo pensar en la Barcelona de hace 10 años: la futura ciudad fashion-étnica donde pasar un par de años durante tu juventud cuando eres “cool”. Me pregunto cuándo saldrá el equivalente húngaro de “Una casa de locos”…

El hotel que habíamos seleccionado por Internet era muy bien. En el barrio de las embajadas (a 10m de la embajada de China, con su pobre manifestante en la acera de en frente con una bandera “Free Tibet”), arriba de una avenida tipo Campos Elíseos (Andrássy üt), cerca del Parque de los Martirios. En la otra punta de la avenida, hay el centro, digamos lo más céntrico. De todas partes hay edificios enormes, tipo castillos, con arquitectura Art Nouveau (que ahí llaman “secesionista”, vete a saber por qué). Muchos de ellos necesitarían obras ya, es una pena ver sus fachadas con la piedra atacada por el tiempo y la contaminación, sobre todo cuando comparas con los edificios reformados, magníficos y llenos de esculturas y pinturas.

La comida húngara es muy rica, y varios platos que en Francia se piensan típicamente franceses tienen su verdadero origen en Hungría, como el foie gras, el confit de oca, o el steak tartare. En las zonas turísticas los precios son bastante parisinos pero cuando te alejas y te vas a sitios populares, hay que contar con 4€ un plato y 2€ un entrante o un postre. Los húngaros son tan pesados como los franceses con los vinos. Tienen 700 denominaciones de origen, que pueden llegar a costar un pastón, y parece considerar muy importante el hecho de seleccionar exactamente el vino idóneo para cada situación o plato. Lo único raro es el tema del café: sea cual sea, todo cuestan más o menos lo mismo (entre 2€ y 3€), que sea un café solo o una jarra de café con leche y bolas de helado tapada de nata montada. Muy raro, digo yo.

Budapest es también la ciudad de los baños (termales quiero decir): hay muchos, los edificios más antiguos fueron construidos por los turcos hace 500 años. Todos son muy grandes, muy lujosos y todo el mundo va ahí muy a menudo.

Paso rápidamente el programa: el primer día verdadero, el jueves, cruzamos la ciudad andando, y luego cruzamos el Danubio para visitar la ciudadela medieval de Buda. Por la tarde volvimos al hotel, cogimos los bañadores y nos fuimos al Parque de los Martirios a los baños Szechenyi, que son los más grandes de Budapest y tienen además 2 piscinas al aire libre: una con jacuzzi y corrientes de agua (muy divertido), y otra de 36°. Tomamos el sol dentro del agua caliente durante 2 horas. También visitamos las otras piscinas termales dentro, pero eran menos divertidas que fuera. Por la noche no salimos muy tarde porque éramos muertos de tanto andar y del agua caliente.

El día siguiente intentamos visitar el Parlamento (el más grande de Europa, de planes similares al de Londres pero mucho más grande) pero estaba cerrado, y luego se convirtió en un día de compras. Comimos en una cantina de la época soviética (muy barata, todo muy bueno) y encontramos una tienda de jóvenes diseñadores en que compramos piezas únicas de ropa a unos precios incomparables. Por la noche encontramos un “bar gay” en la zona turística, muy tranquilito, muy de terraza un poco chic, y luego nos fuimos a la novísima discoteca gay no muy lejos. Entramos por un precio ridículo (2€). Era muy lujosa y te acogían con una copa de champagne (húngaro) gratis, jejeje. Nos quedamos allí el tiempo de tomar un par de cervezas, y de admirar los jóvenes húngaros que son muy monos, hay que reconocerlo pero habíamos pateado mucho otra vez y volvimos al hotel.

El sábado por la mañana nos atrevimos con el sistema de transportes urbanos para llegar a lo que la guía llamaba “el mejor rastrillo de Europa del Este”. Al cabo de un largo trayecto en metro y autobús llegamos allí pero seguimos sin entender lo que tiene de tan fantástico este mercado. Por la tarde, de vuelta al centro, nos fuimos a otros baños muy famosos: los baños Gellértegy, en un antiguo hotel, un viejo “palace” de principios del siglo XX, todo Art Nouveau.

Nos encantó la piscina de olas artificiales en el jardín, y luego nos fuimos adentro, a explorar la zona de piscinas calientes. En este baño, las piscinas termales no son mixtas y estábamos metidos en la de 38°, mirando como unos viejos asquerosos intentaban acercarse a lo que, manifiestamente, eran chaperos. Un poco hartos de la cosa, salimos a recoger las toallas y al lado estaba sentado un chico guapísimo, una bomba, que nos miró francamente a los ojos con una sonrisa ciegadora. Con lo cual concluimos que era un chapero también y nos fuimos. Pero al rato, una vez vestidos otra vez y a punto de salir, lo vimos con un par de amigos suyos dirigiéndose hacía la salida también. Nos plantamos delante del edificio esperando que salieran. Cuando salió, nos vio y nos hizo otra vez una gran sonrisa, y finalmente se acercó uno de sus amigos a decir hola.

Total, los tres eran Romanos, de la ciudad de Timişoara, que no está muy lejos de Budapest en tren, y suelen venir de vez en cuando para el fin de. Entablamos la conversación y eran muy majos. Cogimos un autobús juntos hacía el centro y allí nos separamos, quedando en que íbamos a encontrarnos después de cenar para tomar copas y salir juntos. Mientras tanto, el guapetón seguía sonriendo. Y nosotros seguíamos preguntándonos de qué iba la cosa verdaderamente. Después de cenar quedamos en el bar gay chic de la noche anterior y nos sentamos alrededor de una mesa. El guapo (llamémoslo Mihai) a mi derecha y Robin en frente de él. Sus amigos hablaban sobre todo, era muy divertidos y según entendimos, Mihai, además de ser muy tímido (¿con esa sonrisa en el baño?) no tiene un nivel de inglés muy bueno (se confirmó a continuación), así que no hablaba mucho. Sin embargo en un momento me cogió de la mano debajo de la mesa…

Luego nos fuimos a la discoteca esa juntos y tomamos copas juntos. Todavía no sabíamos qué estaba pasando exactamente, pero luego hubo un show de drags (en húngaro, si señor) y durante el show, Mihai se puso mucho más cariñoso. Luego se fueron sus amigos (creo que querían ir a un bar más caliente) y nos quedamos los tres. Después de bailar un rato, volvimos juntos a nuestro hotel, y ya no entro en los detalles. Pero este tío, además de ser creo el más guapo con quien nos acostamos en nuestra vida, es una bomba sexual, y es muy cariñoso.

El día siguiente se fue a encontrar a sus amigos para sus últimas horas en Budapest, y nosotros estábamos convencidos que no íbamos a tener más noticias. Pero no: mientras estábamos esperando en el aeropuerto para el embarque nos mandó un SMS para desearnos un buen viaje y decir que estaba muy contento de la noche. ¡Y lo más fuerte, el lunes, nosotros de vuelta a París y él a Romania, nos llamó al móvil por la noche, después de su día de trabajo para tomar noticias! Desde entonces hemos intercambiado varios emails y hemos chateado por MSN, y nos estamos planteando un viajecito a su ciudad en julio, donde nos ha invitado…

Ahora me vais a decir: ¿y qué pasa con The One? Él de Barcelona… Pues nada, se queda Nuestra Gran Historia. Pero mientras está haciendo el tío duro en Barcelona, no vamos a quedarnos fieles si él no nos ha prometido nada (ni siquiera da noticias últimamente). Con el Romano no tiene nada que ver: no hemos hablado casi de nada, no conocemos su vida aparte que es informático, y se trata sobre todo de algo físico y de una amistad potencial. Pero mientras tanto, joder, ¡qué pasada! Como comentaba ayer a Resurrección, es que Robin y yo tenemos el corazón bastante grande para albergar a varios chicos :-)

miércoles, abril 30, 2008

Como un cuento de hadas

Definitivamente, tengo que hacer un informe de lo ocurrido la semana pasada, el fin de incluido.

Hagámoslo cronológicamente, que suele ser lo más fácil.

Para empezar, la semana pasada tuve dos entrevistas de trabajo. Se trataba de un puesto para el cual contesté a un anuncio en marzo, y ya había tenido una primera entrevista que me había gustado mucho (la descripción del puesto, la situación geográfica de la empresa, la gente del departamento…)
El martes, tuve una entrevista con el director técnico a mediodía, todo muy guay también.
Lo divertido siendo que por la tarde tenía mi "entrevista de evaluación anual" en mi empresa actual, con la dirección, que por supuesto, casi no escuché.
El miércoles me volvieron a llamar para la tercera entrevista con el dueño de la empresa el jueves a mediodía.
Un tipo simpatiquísimo, cuarentón, enamorado de Barcelona, donde pidió matrimonio a su (ahora) mujer hace 3 meses, jejeje. Salió de puta madre, y a finales de la tarde me llamó la que va a ser mi nueva jefa para decirme que me reclutan.

¡Joder, qué facilidad! Todo fue tan como en una autopista…
El puesto mola mogollón, la empresa está dentro de París, a media hora de casa, y me proponen un sueldo más alto que lo que pedí. ¿Qué pedir más?

Y el viernes salimos para pasar el fin de en Barcelona.

Primero quiero pedir perdón a Rowanne, que no pudimos ver el domingo.
Pero hubo tanto descontrol de la agenda que sólo hubiéramos podido vernos media hora, y eso no puede ser. Lo siento mucho, Ro, tendremos que hacernos perdonar cuando volvamos (que debería ser pronto).

El evento mayor del fin de es que habíamos quedado con The One.

Algunos habéis oído hablar de él, otros no.
Con él tuvimos lo que más en mi vida se acerca a una pasión fulgurante, hace 8 años, cuando nos mudamos a Barcelona.
Por mil y unas razones, fue realmente "fulgurante": se terminó pronto.
Pero desde entonces, es como un hilo rojo. Nos volvemos a ver cada año o par de años (no demasiado a menudo porque es casi demasiado fuerte) y si el encuentro tiene lugar por la noche, y que hay alcohol (lo suficiente para dejar caer las inhibiciones) acabamos en la misma cama.

Esta vez habíamos quedado con él a propósito.
Hace varios meses que nos dimos cuenta que, 8 años después, seguimos pensando en él y preguntándonos si no hay "algo especial" entre nosotros, algo del destino.
Hasta fue él que eligió el fin de (porque viaja mucho y a menudo).
Pero fue solo una vez en Barcelona que nos dimos cuenta que hacía exactamente 8 años día por día que empezó lo nuestro con The One, y el mismo fin de hace 8 años también recibía una respuesta de la empresa en que iba a trabajar en Barcelona para decirme que iban a contratarme.

¡Qué coincidencias, no!

Pues, a parte de ver al círculo fundamental de los amigos (Petit Dani, Ceci, Marta; Pipe no porque ha vuelto a vivir a Galicia), lo vimos a él para cenar.
Al principio pensábamos invitarlo a un sitio un poco guay, tipo CDLC en la playa o algo así, pero todos los sitios que habíamos seleccionado con antelación nos dijeron que estaban completos, cuando intentamos hacer reservas.
Así que quedamos en Gràcia y nos dejamos llevar.
Nos fuimos a un restaurante muy catalán que nos indicó él (El Glop), y empezamos a hacerlo beber, porque esta historia nunca terminada, y dolorosa en su momento, hace que pasa de la desconfianza y la frialdad más absoluta a la pasión más desencadenada si se relaja (= bebe), y luego al revés (cuando recupera).
Entonces, bajo el pretexto de celebrar mi nuevo trabajo empezamos a pedir cava, y luego vinos fuertes (Ribera del Duero), y con cada copa se relajaba más, y nos reímos un montón, y hablamos del pasado, y después de la cena, tomando copas, le dijimos que hacía justo 8 años, y Robin le dijo que él era la persona más importante en su vida, a parte de yo, y hablamos aún más de este "algo especial" que parece que hay entre nosotros.
Y finalmente acabamos en su casa, en su cama… y fíjate que este chico es el único que consigue dormir entre nosotros: no se agobia, no tiene demasiado calor, no necesita más aire o espacio… con ningún otro ocurre así.

Al día siguiente, una vez sobrio, recuperó su distancia habitual, y nos fuimos diciendo que íbamos a volver a vernos antes de la vuelta a París, pero finalmente no fue posible.

Muy seguramente será otro ejemplo típico de estas incomprensiones de los enamorados, porque mientras esperamos hasta el último momento que nos diera una señal de vida, parece que él esperaba igual de nosotros al revés (según los mensajitos de Facebook que intercambiamos al volver a París).

Ahora supongo que deberás estar hecho un lío, preguntándose por qué hemos vuelto a entrar en su vida, y a qué va todo esto, somos 2, vivimos lejos, no funcionó hace 8 años…

Sé que son muchos argumentos en contra de dejarse llevar, y no tengo respuestas tampoco.
Lo único que sé es que 8 años después seguimos pensando en él, que él parece que también, y que estoy dispuesto a lanzarme al agua otra vez.
Después de todo, existe Vueling!

jueves, abril 17, 2008

J'adooooooooooooooooooooore

¡Es lo más!

Es taaaaaaan...

Hay, no sé, la gran vuelta de la camiseta de nylón con cuello alto...

Y la letra, ¡esa letra!...



miércoles, abril 09, 2008

Barcelona s'ha posat nostalgica

Dentro de 15 días nos vamos a Barcelona. En el trabajo, cogimos el viernes y el lunes libres, y así nos regalamos 4 días de pequeñas vacaciones. Hacía tiempo ya, que no habíamos ido, más o menos 2 años si no me equivoco.

Nuestra motivación original para montar este viaje no fue la nostalgia de la ciudad (aunque echamos muchísimo de menos a Ceci y a Petit Dani) pero el deseo de volver a ver a Puri, nuestro "gran amor" del 2000, él del cual seguimos hablando 8 años después diciéndonos que hubiéramos debido hacer un esfuerzo para que no se terminara la historia en tal fracaso, que si no, muy probablemente siguiéramos con él, y así con todo tipo de fantasías románticas.

De vez en cuando volvemos a verlo. A veces vuelve a surgir la chispa, y se enciende el fuego otra vez. A veces no. La última vez nada. Y me temo que esta vez nada tampoco. Estando en el comité de organización de los Eurogay Games 2008, estará rodeado de millones de maricas deportistas y le quedará poca disponibilidad para fijarse en antiguas conquistas. La gente suele preferir la novedad.

Pero nunca se sabe… Últimamente hemos adelgazado un montón, y los fastidiosos ejercicios de abdominales que hacemos cada día empiezan a surtir efecto. Y hay esta especie de atracción rara que sentimos los 3, debe ser algo de feromonas…

En cualquier caso, como lo decía, hace mucho tiempo que no hemos estado en Barcelona, y vamos bien dispuestos a disfrutar de ella, pase lo que pase con Puri. Queremos ver a Ceci, al Petit Dani, a Laurent (un ex amigo de la primaria, de que me enteré hace poco – gracias Internet – que se mudó a Bcn hace poco para vivir con su novio). Y también recorrer el Paseo marítimo, Gràcia, el Raval, comprar ropa, comer sofisticado y salir por el Gaixample hasta las tantas.