martes, diciembre 19, 2006

Internacional

Hoy ya no tengo resaca. Significa que puedo aprovechar la pausa de mediodía para actualizar el blog, en vez de buscar una farmacia cerca del curro para comprar Alka-Seltzer…

Para cuando vengáis a París, sobre todo, no olvidéis de pasar por el Amnesia, este bar del Marais que recomendamos siempre. Tiene muchas ventajas: sirven cerveza Adelscot (nuestra preferida) de grifo, hay un camarero treintañero que encontramos mono y que siempre nos saluda y nos sonríe, también hay un flujo permanente de lo que llamamos “el jovencito camarero”: cambia cada 2 o 3 semanas, siempre es muy joven, muy guapo, muy varonil y muy tímido, y los otros camareros (los estables) y los clientes le tiran el pelo (no sé si habrá un arreglo involucrando sexo y/o dinero entre estos nenes y el dueño, pero me parece raro que consiga así desde hace años joyas parecidas, tan hetero-like, y que nunca se quedan…) Otra ventaja es que el único lugar del Marais en que nos parece que los comportamientos sociales (y de ligoteo) no han cambiado desde hace 15 años: un tío te mira, le miras, te sonríe, le sonríes, viene a hablar contigo, tomáis una copas juntos y volvéis a casa. Nada de cuartos oscuros, ni drogas, ni reinas altivas, ni musculocas. A la antigua! Otra ventaja de importancia: la planta baja, minúscula pero con ambiente muy bueno, música petarda divertida, mucha diversión y mucho ligoteo (a la antigua). Y finalmente: siempre hay muchos turistas. Es un local en que es difícil quedarse sólo toda una tarde.

El viernes, después de nuestra primera sesión de maratón navideño (nos compramos a nosotros mismos los regalos que financian nuestros padres: ropa, porque así estamos seguro que nos guste), nos fuimos al Amnesia a tomar una caña antes de ir al restaurante donde habíamos quedado con Vassilis para su cumple. Y allí encontramos un grupo de 4 españoles (madrileños), bastante ebrios y divertidísimos. Habían llegado el martes y desde entonces carburaban con champagne y whisky exclusivamente :-) Hubo tan buen rollo que no los llevamos con nosotros al restaurante para compartir nuestra mesa. Muy internacional con nosotros dos, los 4 españoles (histéricos), Vassilis, los dos holandeses a quienes se folla últimamente (que habían venido a visitarlos para el fin de) y otro amigo griego de Vassilis. Conclusión: es muy cansado llevar 1) varias conversaciones paralelas, 2) en tres idiomas, 3) con más de 2 gramos de alcohol en la sangre.

El sábado, después de la clase de kung-fu de mediodía, nos fuimos a comer chino con 3 antiguos alumnos del club, y luego fue la segunda parte del maratón navideño (¡más ropa!), vuelta a casa para descansar y cenar algo, y luego otra vez rumbo al Amnesia (ya sé: funcionamos por fases). Y allí abajo en la planta baja, conocimos a una pareja de belgas simpatiquísimos, de los cuales uno más particularmente en plan 25 años, 1m90, tamaño rugbyman, que hizo todo lo que pudo para emborracharnos (y lo consiguió). Las cosas no fueron mucho más lejos porque a su marido le daba miedo volver a casa con nosotros. Casi discutieron para saber qué hacer (¡qué vergüenza!) y decidieron irse solos, no antes que el grandote no dejara su número “por si acaso” (¡estos maricones!)

El domingo, dormimos muy tarde y luego pasamos el día arreglando la casa, abriendo cajas, colocando cosas en su sitio, esperando a que vinieran los chicos de Darty (tienda de electrodomésticos) a entregarnos la nevera y la lavadora. Cuando vinieron, fue la recompensa de los ojos porque uno de los dos era realmente una belleza (aunque con un cociente intelectual inferior a su temperatura rectal). Nos instalaron todo y nos fuimos a los Campos Elíseos donde habíamos quedado en un restaurante un poco barato (rollo estudiante) para la cena de Navidad del club de kung-fu. Mucha comida, muchísima bebida, gritos, histeria, bromas pesadas, mucha risa, Christophe que me dio un beso y me tocaba el culo (demasiado borracho el nene), el profe ligando a una alumna y planes de fiesta en casa para Nochevieja (¡menos mal que hayamos comprado estas alfombras con fibras de plástico!).

Y ayer, todo el día de resaca… Se esfumó anoche gracias al champagne que llevamos con nosotros para ir a casa de Samantha para conocer a su bebé.

¿Conseguiremos descansar esta noche? Continuará…

jueves, diciembre 14, 2006

La carrera infernal

Como cada año, empieza la carrera para encontrar regalos de Navidad para la familia. Para los amigos, nada, ya encontrar lo suficiente para la familia, perdón, para las dos familias, es una tarea tan cansada que ni me imagino tener que ensanchar el ámbito de mis búsquedas de ideas.

Porque de esto se trata, encontrar ideas. Ni siquiera hablo de la horrorosa perspectiva de ir a enfrentarse a las muchedumbres enloquecidas por los ardores consumeristas y amasándose en los centros neurálgicos (supermercados, centros comerciales y calles de tiendas) como un rebaño de vacas corriendo con la última energía y entusiasmo hacía la matanza. No, hablo del dolor cognitivo que consiste en encontrar una idea de regalo que sea la idiosincrasia perfecta entre la atención personal, la originalidad y un precio razonable (aunque no demasiado, para que él/la que va a recibir el regalo no se sienta rebajado).

Al cabo de 30 veces y algo de tener que encontrar ideas de regalos para mis padres, tengo la sensación de haber vaciado mi reserva de ideas. Menos mal que mi madre hiciera últimamente un rollo pensamiento positivo y que esté un poco enfadado con ella (ver aquí). En la Fnac le he encontrado un libro que me ha parecido ideal: tiene la cobertura más kitsch que he visto en mi vida (una mujer treintañera vestida de blanco, en plan Casa de la pradera pero con demasiada lejía, corriendo dando saltitos y sacudiendo su melena en una pradera sospechosamente verde), un título que es para mearse de la risa: “Et pourquoi pas le bonheur ?” (¿Y por qué no la felicidad? [Touny, si tienes una traducción más coloquial para resaltar lo cutre del original...]), es una bobada total sobre la felicidad que te procura el pensamiento positivo, y además cuesta 15€. ¡Perfecto!

Como tenía aún menos ideas para mi padre (el año pasado le regalé una botella de whisky muy bueno, pero no quería repetirme este año), y basándome en el hecho que una pareja debe ser solidaria, y teniendo en cuenta que él es más técnico que mi madre y tiene más educación, le compré otro libro: “Total Feng-Shui”, 250 páginas de esquemas, tablas y cálculos para determinar dónde poner tu fuente de agua en la casa y cuántos cencerros colgar de la ventana principal. ¡Se lo va a pasar bomba con mi madre pidiéndole que lo leyera y haga estos putos cálculos! Jajaja

Pero lo peor, es cuando hay que tener ideas para si mismo. Menos mal, este año con Robin hemos decidido decir a ambas familias que sólo necesitamos/queremos ropa, y que (sobre entendido: ellos tienen gustos de mierda) íbamos a comprarla nosotros y luego ellos nos dan la pasta correspondiente. El plan está previsto para el viernes, iré a encontrar a mi nene en Opéra y pasaremos un par de horas haciendo locuras en Celio y Levi’s.

Espero que la familia entienda el mensaje y que a nadie le ocurra regalarnos libros (tiramos libros estos días, debido a la mudanza), ni CDs (los vendemos in eBay) ni DVDs (igual)…

Y seguimos sin idea para el hermano de Robin y su mujer… ¡Qué ansiedad!

lunes, diciembre 11, 2006

El último fin de

¿Será él que acaba de pasar el último fin de de la mudanza? En aquello nos esforzamos. Ahora queda por limpiar el antiguo piso y esperar la nevera y la lavadora nuevas la semana próxima, pero en principio, deberíamos poder respirar ahora.

El sábado después del kung-fu, nos fuimos a buscar una pequeña furgoneta de alquiler que habíamos reservado, y salimos rumbo al Ikea de París Norte. Como de costumbre, cogimos una salida errónea y tuvimos que dar vueltas para encontrarlo, jajaja. Por una vez, no derrochamos demasiado dinero porque habíamos apuntado todo lo que queríamos comprar con antelación, mirando el catálogo de Ikea en Internet. ¡Qué maravilla la modernidad! Entonces fue un poco maratón, pero no perdimos tiempo para buscar lo que queríamos: 2 alfombras grandes, resistentes y fáciles de limpiar, una alfombra más pequeña, un futón para los futuros invitados (uno que se enrolle y se quede en los armarios cuando no se usa), y mesas que se pueden también guardar en un armario, para cuando mis padres vengan a casa. Todo muy barato, muy práctico. Y menos mal que hiciéramos las compras tan rápido porque luego ¡nos quedamos 2 horas en los atascos para volver a París!

Para desagobiarnos, nada más llegados, salimos por el centro a tomar copas con Petitlait, un joven chico portugués que intenta seducirnos desde hace un par de años, pero cada vez hay algo que falla y hace que no pasa nada: o tiene una fase muy loca, o un fase muy agresiva, etc. Esta vez intentó aplicar métodos de marketing y se empleó tanto en siempre decir que lo que imaginaba que era lo que queríamos oír que finalmente le quitó toda la gracia. Pues nada, París está lleno de portugueses ;-)

El domingo vino Vassilis a ayudarnos a mover las últimas cajas del antiguo piso al nuevo, utilizando la furgoneta alquilada. Todo muy bien, muy fácil. Pero luego cuando quisimos devolverla, nos quedamos otra vez atascados durante 2 horas dentro de París, llegamos con 40 minutos de retraso y finalmente nos contaron 1 día más de alquiler, ¡los muy ratas! Todo eso porque ayer era el primer domingo en que las tiendas podían quedarse abiertas para las compras de Navidad. Y todo el mundo había decidido ir a congestionar la circulación parisina, por supuesto. ¡Maldita frenesís de consumición! Jajaja

Finalmente decidimos acabar el fin de cenando en el super restaurante chino que está justo al lado de casa. Cerca de nosotros había una mesa con 2 chicas y un chico, que catalogamos rápido como marica, sobre todo oyendo a los 3 riéndose hablando de Sex and the City y de consoladores. Por pura diversión le lanzamos algunas “miradas flamencas” que resultaron en que una de las chicas se diera la vuelta y nos sonriera descaradamente varias veces. Cuando se fueron estos 3, después de un últimos intercambio de miradas de todas partes (además estábamos un poco bebidos ya, y ya no apuntábamos muy bien las miradas), volvió la chica hacía nosotros diciendo que ella y su amig@ (en francés no se oye si es masculino o femenino) iban a tomar una copa en un bar cerca de casa y si nos apuntábamos. Lo que hicimos. Y nos quedamos hora y media allí con ella y el amigo maricón, jejeje. La pobre (Céline) se puso verde cuando le dijimos que éramos pareja, para el mayor regocijo de su amigo (Antoine). Son vecinos nuestros, amigos desde hace varios años, son muy majos y está previsto volver a vernos por supuesto. Y a ver si probamos la especialidad de Antoine, que es profe de yoga… :-)

¡Realmente este barrio nos encanta!

jueves, diciembre 07, 2006

¿Queda mucho para llegar a América?

¿No conocéis esta broma? Es la de un hijo que dice “Dime papi, ¿queda mucho para llegar a América?”, y el padre le contesta “¡Calla y nada!”.

Pues es exactamente la sensación que tengo con la mudanza. Al principio nos dijimos que era buena idea hacerla poquito a poquito, pero ahora hace 3 semanas que estamos en ella, y no veo el final de la cosa. Este fin de alquilamos una pequeña furgoneta para ir a Ikea a buscar alfombras el sábado,y acabar de mover las últimas cajas que quedan en el piso y en el sótano, pero tengo la impresión que nunca va a terminarse. Porque luego aún nos quedaremos con no sé cuántos libros, piezas de ropa y mierdecitas que no sabemos si tirarlas o regalarlas a gente (pero ¿a quién?). Y habrá que acabar de limpiar el piso y hacer varios arreglos antes de devolverlo. Y aún así, la nevera y la lavadora no llegan antes del 17 de diciembre, e Internet no sé cuándo (supongo que en enero).

Ahora entiendo porque nos quedamos los 3 últimos años tranquilos, después de 4 mudanzas al ritmo de una cada 18 meses, ¡jajaja!

Total, que a mí me gusta mucho más estar despreocupado y que pasemos nuestro tiempo entre amigos, fiestas, borracheras, resacas y visitas de nenes a nuestra cama. ¡Basta ya con la mudanza, el papeleo, la limpieza y acostarse temprano!

¡Este fin de necesito locuuuuuuuuura! Menos mal que ya estemos montando planes ;-)

Ea.

El momento fuerte de la semana: el torticoli de mi amor, que ha conducido a que le diera muchos masajes de la espalda (etc.). Y anoche en la clase de kung-fu, él se quedo al lado con una postura de chi-kong (el arbol) enseñada por el profe. ¡Mi nene se quedó 1h30 en esta postura! No pensaba que era posible (sobre todo por una primera vez). El principio de estas posturas es que cansan todos los puntos que tu cuerpo tiene desalineados. Provocan tal dolor que el cuerpo no tiene más remedio que reajustar estos puntos. Ahora mi nene está mucho mejor pero sufrió un infierno anoche. Hoy los emails entre alumnos del club son de incredulidad (los que no estaban anoche) y de admiración (los que sí). Creo que me he casado con el hombre más resistente del mundo ;-)

lunes, diciembre 04, 2006

Hiperactividad

Cuántas cosas que contar sobre este fin de que acaba de pasar…

Pero primero, para los millones de aficionados que siguen a diario nuestra vida y reclaman a gritos que actualicemos con un nuevo episodio, pues empezaré por el resultado de nuestro encuentro con los dueños del nuevo piso.

Llegaron el sábado por la tarde, lo que nos dio tiempo para ir a la clase de kung-fu del mediodía (fue clase de combate esta vez, lo que nos cayó genial para prepararnos psicológicamente) e ir a tomar una caña luego esperando su llegada. Sonrientes pero tensos (nosotros sonriente y un poco ebrios por el efecto de la cerveza después del deporte). Subieron al piso con nosotros y ¡durante 1 hora mi nene estuvo sencillamente genial! ¡Muy impresionante! Todo visto de negro, con su peor cara de poli malo. Empezaron la pelea diciendo que nuestra carta los había choqueado bastante, a lo cual Robin contestó que ya nos ocurrió anteriormente tener que acudir al tribunal para recuperar el depósito de garantía y entonces quería aclarar las cosas con antelación esta vez. Por supuesto que nunca nos ocurrió, pero ellos se pusieron lívidos. Les enseñamos todos los pequeños detalles que había en la carta, uno por uno, y volvieron al ataque, diciendo que éramos muy “picapleitos”. Y Robin ni se inmuta y contesta “Es que vengo de una familia de abogados y la verdad que sí, nos gusta observar los procedimientos legales como se debe.” ¡Fue un pánico total! (Y no hay ni un abogado en la familia de Robin.) Finalmente, los explico que si estaban de acuerdo para añadir nuestras observaciones al contrato y librarnos de responsabilidades para con la moqueta, pues que no íbamos a pedir que la cambiaran, ni las persianas ni las otras cosas que habíamos pedido. Se quedaron tan aliviados de no tener que pagar obras (los muy ratas) que dijeron que sí, que todo bien y que iban a enviarnos una carta recomendada para esto.

¡Sylvain y Robin 1 – 0 Los dueños!

Ahora que el tema está cerrado (o casi porque todavía no hemos visto esta carta…) podemos pasar a asuntos más divertidos.

El fin de pasó bajo el signo de las pendaisons de crémaillère (“colgada de cremallera”). No hay traducción propia al castellano, seguro que porque cuando los españoles montan una fiesta de inauguración de casa lo hacen fuera en los bares por tanta costumbre de salir a la calle que tienen ;-)

Momento cultural: esta denominación de colgada de cremallera viene de que, antiguamente, la ultimísima etapa cuando se construya una casa era colgar en la chimenea una cremallera de metal que iba a servir luego para colgar la olla encima de la hoguera. Y se solía organizar una fiesta para marcar este momento. Ahora que tenemos placas eléctricas de vidrioceramica, ya no colgamos la cremallera pero sí seguimos montando una fiesta cuando nos mudamos. Es muy parecido al anglosajón housewarming party, la fiesta para celebrar la primera vez en que se encendía la nueva hoguera. En España no se hace supongo que por la tradición de ir de tapeo más que de preparar sopa en casa, jajaja. :p

Pues, nos invitaron a 2 fiestas de pendaison de crémaillère durante el fin de.

El viernes la fiesta tuvo lugar en casa de Anastasia, una compañera griega que se mudó a un estudio (pequeño pero chulo) en un barrio bastante céntrico, a dos pasos de la calle Mouffetard (la más típicamente “antiguo París” según mis criterios, no dudéis en dar un paso pos esta calle durante vuestras próximas visitas a París, sobre todo cuando hay el mercado el domingo por la mañana). Mucha comida rica (francesa y griega), muchísima bebida, varios griegos (hasta nosotros llevamos nuestro griego, Vassilis, a la fiesta). Mucha gente del micromundo universitario al cual pertenecí cuando hice mi doctorado. Me crucé con una especie de “celebridad” de este mundillo, una mujer cincuentona y completamente alcohólica. Finalmente, no me arrepiento de haber pasado “al enemigo”, al mundo industrial… Volvimos a casa bastante borrachos pero temprano (había que levantarse para ir al kung-fu el sábado), pero con planes de futuras borracheras en los bares de Belleville con algunos de los comensales.

El sábado noche era la pendaison de crémaillère de uno de los alumnos de kung-fu. Un piso bastante grande, compartido con un amigo, en un barrio de mala muerte del nordeste, en un estado digno de un piso libanés después del pasaje de Tsahal.

El elemento más impactante de la fiesta era la presencia de Arnaud, el mejor amigo de Christophe y Lancelot (ya hemos hablado mucho de nuestros nenes del kung-fu, no me voy a repetir). Cómo decir… digamos que Arnaud es el chico más guapo que he visto en mi vida, ¿os suena? Imaginaros 1m80 de carne musculosa, de estos músculos de verdad (no de gimnasio) por ser albañil (¡lo es!) que te hacen una anchura de hombros que ni en tus sueños más húmedos te lo imaginabas, brazos como troncos con manos enormes ultrasexy, una voz muy grave y ronca, rubio con ojos azules y una cara de angel del cielo y 200% hetero. Pues eso. Robin y yo nos quedamos con el cerebro un poco como cuando Windows se cuelga diciendo “aaaah…” con un ligero hilo de baba en los labios. Pero bueno, uno se acostumbre a todo, así que no nos impidió disfrutar la fiesta. Me enterneció mucho que Christophe se quedara todo el rato a mi lado pegado físicamente en plan posesivo ¿Celoso? :p

Otra vez bebimos mucho (¡demasiado!), pero fue culpa nuestra porque habíamos traído ron agrícola (55 grados) de las Antillas y zumo de lima. A partir de cierta hora, mis recuerdos los tengo todos pero no sabré ponerlos en orden. Sé que en un momento dado el hermoso Arnaud, completamente borracho, se fue a potar por la ventana, que el vomito se cayó en la terraza abajo y que el presidente de la comunidad del edificio se puso a gritar que iba a llamar la policía. Sé que hubo un joven poli guapeton (presente en la fiesta, amigo de infancia del organizador de la fiesta) comentó a Robin que era hetero pero que le daba cierta curiosidad la homosexualidad y que esperaba que íbamos a invitarlo a nuestra propia fiesta de pendaison de crémaillère (pero tardamos más de media hora para darnos cuenta que estaba probablemente ligándonos). Y sé que sobre las 4 de la mañana hice un combate de tui-cho (una forma particular de kung-fu, buscad en wikipedia) con Nalaka y que acabe completamente agotado y sudado pero con las ideas mucho más claras. Luego pillamos un taxi (rechazando la oferta del poli de llevarnos a casa en coche) y volvimos a casa porque había que levantarse temprano para avanzar nuestra propia mudanza.

A las 9 el domingo, habiendo dormido 4 horas, y con una resaca absolutamente criminal, nos fuimos a recoger una furgoneta que nos había traído muy graciosamente y muy gratuitamente el marido de la madre de Robin, de la asociación en que trabaja. Llamamos a Vassilis para que viniera a ayudarnos y movimos los muebles más grandes de casa (que son bien pocos: los tatamis del futón, unas estanterías, el aparato de climatización portátil). Acabamos bastante temprano, nos despedimos de Vassilis, cenamos como los ingleses a las 6 y media y nos fuimos a la cama a las 9 y media. Muertos. Pero contentos.

Informaciones adicionales (comunicado a la Perry Mason, como dice Fer):
  • El nuevo barrio está lleno de locales muy chulos. En particular justo al lado de casa hay un bar magnífico, donde muy a menudo vienen nuevos grupos a tocar música en vivo y cantar a la hora del aperitivo. Además tienen Adelscot de grifo y es mi cerveza preferida (y es muy rara). Y tienen menú del día barato. Hay también un restaurante chino que es sencillamente el mejor en que he comido hasta ahora. Y hay otro bar en que siempre hay música y mucha gente gritando y bailando, se parece más a Rio de Janeiro que a París (aunque no es un bar brasileño, lo digo por decir algo).
  • Hay muchos maricones en el supermercado (chic) de la calle de al lado. Tenemos que seguir investigando en esta zona.
  • Han decorado todas las bocas de metro de nuestra estación (tipo navidades germánicas, otra tipo oriental y otra tipo magía). Es la primera vez que veo esto y me ha encantado.

Seguiremos informando…

viernes, diciembre 01, 2006

Guerra doméstica – Acto II

Acaba de llamarme la dueña del piso para decirme que la agencia la llamó a propósito de la carta recomendada que enviamos con las observaciones adicionales al contrato.

Por supuesto se ha quejado, ha dicho que no entiende por qué hacemos esto (¿somos muy malos?), puesto que no podemos quejarnos de no haber visto todo bien por falta de luz porque ella misma propuso inspectar el piso durante la tarde (es cierto) a lo cual yo dije que no (también cierto), pero he tenido que recordarle que yo trabajo y no puedo dejar mi trabajo así para ir a hacer lo que me de la gana.

En fin, ella y su marido vuelven al piso mañana a las 3.30 para “ver con nosotros” estas observaciones.

¡Este paso considero que lo hemos ganado! :-) Pero acordaros de nosotros mañana sobre estas horas y cruzad los dedos, por fa :-)