miércoles, enero 25, 2006

Resoluciones

Dentro del marco de nuestro proceso continuo para buscar la verdad y resolver las grandes preguntas del universo (que lamentablemente para nosotros nunca tienen "42" por respuesta), hoy, Robin y yo hemos llegado a una nueva serie de conclusiones.

La pregunta básica era: ¿Por qué nos quejamos siempre y estamos siempre descontentos desde hace unos años? (Oye, no os creaís que nos somos deprimidos ni al borde del suicidio, pero es cierto que tenemos cierta tendencia a ser un pelín aguafiestas y críticos...)

Las respuestas vienen por 2 direcciones:

I. Porque somos franceses.

Y queda bien claro que los franchutes, siempre tenemos algo en contra de todo, además de ser unos inaguantables (por cierto, a ver cuándo Robin empieza su sitio web sobre La grán encuesta mundial sobre las razones de la inaguantabilidad de los franceses).

La verdad, la empecé a sospechar yo: en Francia, nos crian desde la cuña para que siempre tengamos paranoia al futuro, sobre fondo de responsabilidades. En cualquier situación, estamos entrenados para preocuparnos de las consequencias de todo (de lo que hacemos, pero también de lo que los demas hacen) y vemos estas consequencias con un 90% de probabilidad de ser catastróficas, tipo "nos vamos a morir todos reventados por terribles sufrimientos"... ¿Fumamos cigarillos? que vamos a morirnos de un cáncer. ¿Fumamos porros? que acabaremos pelotudos y descerebrados. ¿Dejamos de estresar por el curro? que vamos a acabar a la calle. ¿Dejamos de preocuparnos por la política? que acabaremos en una dictadura.

Hay que tener opiniones sobre todo, opiniones basadas en predicciones temibles. Hay que comerse el higado con ellas, y hay que impartirlas a los que nos rodean, por si acaso no estuvieran bastante agobiados por el miedo al futuro.

Eso lo veo claro gracias a nuestros años de vida en España. Allí yo iba agobiadísimo por los españoles, que me parecían todos completamente despreocupados, unos descuidados que andan en la vida como si fuera un jardín infantil en que sólo hay que buscar la mejor distracción sin pensar en las consecuencias, sin prever el futuro. Y me parecían todos medio locos. ¡Disfrutad ahora!, me decía a mí mismo, ya vereís lo que ocurra a continuación. Y la verdad es que nada temible ha ocurrido a nadie que yo conozca (bueno, quiero decir, fuera de lo normal, de lo que también puede ocurrir a un gabachito paranóico). Hasta ahora estos maleducados tienen un gobierno de izquieras y los maricones se pueden casar. ¡Qué injusticia! No me parecía normal en absoluto que la gente pudiese así disfrutar de la vida sin padecer las horrorosas consecuencias de su despreocupación.

Estaba celoso... Ahora me digo que yo también quiero disfrutar así y no comerme el coco con mis miedos. Bueno, tal vez no tanto como ciertos amigos madrileños que tenemos, que yo no quiero acabar con el cerebro reventado por las drogas, ni con el sida, etc. Pero como dice Cecilia, la virtud está en el medio.

Así que hemos decidido que desde ahora y en adelante, si uno de los dos empieza a quejarse fuerte, o a decir que cuidado por que si no... el otro tiene que decirle Mira, vamos a ver juntos si realmente tienes razón o si te estás haciendo un paja mental. Y nos pondremos a sortear juntos lo paranóico de lo razonable. Lo importante es no ser agresivo con el que se está quejando, porque si no, armamos una discusión de la hostia, y no avanzamos para nada.

Esperamos que así, podremos reducir nuestra taza interna de paranoia.

2. Porque nos faltan ilusiones.

Otro tema es él de la falta de ilusiones. Cuando eramos jóvenes, hasta incluso durante los 5 primeros años que vivimos juntos, siempre estábamos llenos de ilusiones. Siempre teniamos un proyecto grande y elevado que nos hacía tirar por adelante. Creo que eso es común a todo el mundo.

Pero se nos vinieron las ilusiones mayores por abajo (y no hablo de la que tenía yo cuando era muy chiquitito, que era llegar a ser un gran mago como Gandalf... esta la abandoné haca ya muchos años) mientras viviamos en España.

Tres grandes ilusiones teníamos:
  1. Vivir en el extranjero es la hostia.
  2. Invitar a un chico en nuestra cama para follar los 3 es la hostia.
  3. Hay un chico somewhere que es nuestro príncipe azúl y algun día acabaremos vivendo una historia romantiquísima y calientísima los 3.
Pues ¡nada!

1. Primero, lo de vivir en España no fue la hostia. A nivel de trabajo fue una putada, primero porque la empresa en que trabajaba yo en Barcelona quiebró y tuve que buscar otro empleo, que encontré en Madrid y mucho menos divertido. Luego por Robin, que tardo 5 meses en encontrar curro en Barcelona, y cuando nos fuimos a vivir a Madrid, él se quedó 1 año buscando trabajo. Y sin cobrar el paro ni nada...

Y si no fuera por el trabajo, pues hay que decir que al cabo de unos 6 meses en Barcelona, empezamos a aburrirnos. Y en Madrid fue aún peor. En Barna porque tuvimos la impresión que los catalanes siempre van a su bola y nunca ibamos a integrarnos. Teníamos una vida social más tremenda en París que allí... Y en Madrid, al contrario, todo el mundo muy acogedor, pero no había mucho más por hacer que salir de discotecas cada fin de, trasnochar y emborracharse, sin poder hablar mucho con los amigos porque: estás borracho y no puedes hablar, o ellos están borrachos y no pueden hablar, o hay demasiado ruido y no escuchas nada, o te hablan sólo de los méritos del jamón ibérico (estoy de acuerdo) o de la tortilla española (que es un tema gracioso, pero que no me parece merecer más que unos minutos de atención, y no que te lo vuelvan a sacar cada 2 por 3 y durante horas), o que los gabachos quemamos los camiones de frutas españolas en la frontera (yo nunca quemé frutas españolas), o qué buena está la drag-queen (¡me la sudan las drags! no las aguanto)...

Esta mala hostia que teníamos, creo que tenía que ver con el punto I arriba y con los puntos 2 y 3 abajo. Pero el resultado es que nuestro paráiso en el extranjero no fue tan guay.

2. Esto lo practicamos mogollón durante 10 años. Pero en España nos resultó más difícil que en París (y seguimos sin entender exactamente por qué...). Al final del verano de este año, mirando por atrás, concluimos que de toda manera, habían sido muy pocas veces en que los chicos con quienes nos acostabamos nos gustarón realmente. O eran fibradetes pero con caraculo, o eran guapos de cara pero gordetes o flacos, o eran locas, o completamente estúpidos, o perversos, o tenían rollos psicológicos complejos. Además, el 90% de todos ellos no follaban bien...

Ahora estamos con la convicción que ya estamos bien los dos solos, que buscar a un tercero requiere muchísimo tiempo y esfuerzos, y todo eso para acabar con uno que no nos acabará de gustar. Así que hace meses ahora que dejamos el tema. Si surge alguna oportunidad por el destino, pues bien, pero si no, no pasa nada.

Pero es una desilusión.

3. La mayor ilusión de todas. Y 3 veces ya nos dijimos que el destino nos había enviado a alguién especial. Primero con Stéphane, antes de irnos a España. Pero resultó que era más bien una historia de sexo que duro varios meses. Porque fuera de la cama, no se compartía mucho... Luego cuando llegamos a Barcelona con Xavi. Seguimos sin entender lo que pasó, porque ninguno de los 3 quería que ocurriera algo pero ¡sí que ocurrió! Para acabarse 1 mes después, con el chico tirado en la calle llorando, y nosotros muertos de culpa pero desenamorados. Y al final con David en Madrid. 9 meses de querer hacerle entrar en nuestro sueño de pareja de 3 cuando el pobre, claro que no quería.

Muchas lágrimas de todas partes, y mucha desilusión en general.

Entonces ¿ahora qué? Estamos de acuerdo que tenemos que volver a tener ilusiones, porque no podemos vivir sin ilusiones. Grandes ilusiones. Proyectos elevados o nobles o locos, pero algo fuerte para dar una dirección hacía el futuro.

¿Pero qué?
Silencio...

Bueno, ¡basta ya! todo eso lo he escrito para que no nos olvidáramos. Pero no creo que hoy encontremos las respuetas a las nuevas preguntas.

Bisous à tous !

4 comentarios, opiniones, y cotilleo:

A 25/1/06 15:10 , Blogger Robin dijo...

T'es mon héros :-)

 
A 25/1/06 23:49 , Anonymous Anónimo dijo...

hola! me permito ser la primera persona en escribir un comment en vuestro blog, muy intenso, por cierto. Como buena madrileña me he sentido un poco ofendida al leer que en Madrid lo único divertido que hay son las noches locas en las discotecas. Espero que encontrarais algun que otro plan, que no hay pocos. Aparte de esto me hace mucha gracia que seais los dos franceses (o franchutes) y que escribais en español. Ya me gustaría a mi escribir mi blog en francés. Bueno, un saludito desde jules joffrin. Marta

 
A 25/1/06 23:51 , Blogger marta en parís dijo...

Se me olvidaba poner un link de mi página. Por cierto, cuánto tiempo estuvisteis en España?

 
A 26/1/06 09:26 , Blogger Vinou dijo...

Hola Marta, ¡qué gustazo que nos escribas así tan prontito el primer día que dejamos un post!

Espero que no te haya ofendido demasiado lo de Madrid. Por supuesto que me pasé un pelín al escribir esto, es que realmente tuvimos mala racha allí. Pero al mismo tiempo tenemos algunos de nuestros mejores amigos en Madrid y, mira, es la hostia, este fin de ¡viene uno de ellos a vivir a París! ¡Vamos a pasarnoslo como enanos juntos porque este niño es un encanto y en cualquier lugar al que se vaya, enseguida se monta fiestas tremendas!

Para contestar tu pregunta, nos quedamos 4 añitos en España: 1 año 1/2 en Barcelona, y 2 años 1/2 en Madrid.

Y tú, ¿cuánto hace que estás en París?

 

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