jueves, diciembre 20, 2007

Canasta navideña

Anoche tuvo lugar la cena navideña de mi empresa. La cena navideña no es tan tradicional en las empresas francesas como en las españolas. Hay que la hacen, para parecer modernillas, pero la mayoría hacen más bien una “comida navideña”, más fácil de organizar, sin invitar a las parejas de los empleados. En mi empresa es aún menos tradicional, ya que no hay una tradición navideña bien definida aquí. Es mi tercer Navidad es esta empresa. La primera vez, no hubo cena, pero nos regalaron un ejemplar de lujo de nuestro producto (lo vendí en EBay…) El año pasado, no hicieron nada. Na de na. Y este año hicieron una cena, invitando a las parejas además.

La cena tuvo lugar en el Alcazar, que es un restaurante medio conocido en el Quartier Latin. Creía que había un espectáculo, tipo bailarinas de pecho desnudo y plumas de avestruz en el culo, pero finalmente no. No sé de dónde saqué esta idea… pero es sólo un restaurante grande, un poco fashion en plan barcelonés, y un bar lounge arriba con música en vivo, mitad jazz, mitad Café del Mar.

Quería ir con Robin, pero en la dirección aquí no son muy modernos, pero sí muy lenguas viperinas, entonces lo que montamos con Resurrección fue que ella lo invitara a él, y yo a Target, y así nos fuimos los cuatro juntos. Muchos de mis compañeros ya conocen a Robin, pero algunos no. En particular uno nuevo, un joven portugués bien mono, también muy prototípico machito futbolista. Durante el aperitivo, mientras zampábamos una tras otra copa de champagne, hicimos para él un show en plan parejas heteros que se montan orgías, y Robin muy serio preguntándole si quería venir alguna vez con su novia, y él completamente rojo contestando que no gracias, pero no.

Pero a parte de este episodio chistoso, no fue de lo más divertido. En la mesa, estuve bloqueado en frente de la ayudante, que me hablo de cotilleos (nada sabrosos ni divertidos) de la empresa toda la cena, y con dos tíos de nuestra empresa distribuidora la izquierda. Menos mal que tuviera a Robin a mi derecha. Me hizo notar que uno de los dos otros tíos me echaba miradas pesadas cada vez que yo miraba por otro lado, pero como nada salió de mis intentos de entablar una conversación (in)decente con él, pues nada (además, con la ayudante siempre interrumpiéndome para contarme otra bobada sumamente ininteresante…) Las chicas estaban a la derecha de Robin, demasiado lejos para hablar.

La verdad es que mis compañeros no son muy divertidos. Simpáticos lo son. Pero no hay esta chispa que hace que tengas ganas de hacer cosas con ellos. Menos mal que tenga a Resurrección conmigo porque si no, de tan grises y conformistas que son, me aburriría mogollón. De toda manera creo que dentro de unos meses empezaré a buscarme otra cosa, con gente menos rara…

1 comentarios, opiniones, y cotilleo:

A 20/12/07 16:49 , Blogger Ro dijo...

Aquí, en España, las cenas las hacemos para poder llamar "Capullo" al jefe a la cara y que él se lo tome a broma.

Siempre se le puede echar la culpa a la sangría ;).

Lo malo es que luego te lo hace pagar el resto del año :P

:**

 

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