lunes, enero 28, 2008

Régimen

El viernes pasado me pidieron que siguiera dando detalles sobre los eventos previstos del fin de: la cena con los vecinos de enfrente, el cumple de Lalabelle, etc. Pues aquí vamos.

No sé si sois como yo en esto, pero muchas veces me pregunto por qué sigo repitiendo ciertos errores, aún cuando he tenido bastante ilustración que si hago tal cosa, me sucederá tal otra cosa desagradable. ¿Por qué, sabiéndolo perfectamente, insisto en hacerlo otra vez? Para descubrir que la conclusión es la misma que la vez anterior, y que hubiera podido ahorrarme esta pena. ¿Os pasa también, o somos nosotros los únicos estúpidos testarudos?

Total que el viernes, invitamos a los vecinos de enfrente a cenar a casa. Aunque hace pocos días contaba en este blog la cena que hicimos en su casa, que describía como una experiencia pesada y desagradable. Por que esta vez fue lo mismo: vienen pero parece que no saben de qué hablar, que empiezan a aburrirse antes de haber quitado el abrigo. Luego nosotros hacemos mil y uno esfuerzos para esbozar una conversación pero cada vez “cae”, como un soufflé preparado por un cocinero inglés, porque tienen una actitud de “esto puede conmigo” con todos los temas. Ya lo han visto todo, y nada vale la pena y todos los demás son gilipollas necios que se dejan llevar por entusiasmos pueriles… Además, todo lo que preparamos para cenar falló, desde el aperitivo hasta el postre, todo nos salió catastrófico. Dicen que cuando cocinas sin entusiasmo ni amor sale siempre mal, pues ahora me parece bastante acertado.

Seguimos convencidos que el mayor de los dos quiere algo con nosotros. Siempre nos mira de una manera que te preguntas si por casualidad no has olvidado subirte la cremallera al salir del baño. Al mismo tiempo, su novio parece no poder aguantarnos y esto genera mucha tensión, como os lo podéis imaginar.

Notado en la conversación, mientras nos cuentan que han comprado billetes para ir de vacaciones a Tailandia este verano, y Robin dice que su hermano, que se casó civilmente aquí en París con una tailandesa, quiere organizar (en un futuro todavía no determinado) una boda tradicional budista en Tailandia para la familia de su mujer y que nos encanta la idea de atender a esto. El joven (bueno cuando digo joven hay que acordarse de que tiene 35 años): “Pues a mí me la sudan los templos y todos sus chismes budistas. Me importa un carajo. Yo voy a Tailandia porque me gusta la comida tai, y para las playas, pero que no me hagan el plan de turista que visita los templos y que quiere mezclarse con la gente. ¡No gracias!” El mayor: “¡Pero, no vamos a ir a Tailandia sólo para estar tirados en la playa y no visitar nada!” Y Robin: “Ah si no quieres visitar los monumentos ni conocer a la gente, pues fuera de la comida y de las playas te quedan las casuchas de putas en Pattaya”, con una sonrisa deliciosamente perversa. Y yo me muero de la risa.

El sábado por la noche, después de un día bastante lleno de compras y limpieza de casa (porque a veces se vuelve necesario), nos fuimos al cumple de Lalabelle. Su marido (el cocinero alemán) había preparado un buffet con toneladas de comida. Estilo alemán, es decir muy rica pero involucrando ingredientes como mayonesa, colesterol y grasas, en proporciones como para provocarte un infarto con el tercer bocado. Además nos preparó unos cócteles con alcoholes alemanes, que me dejaron medio frito bastante rápidamente (también las no-sé-cuantas copas de champagne supongo). Entre otros invitados había Riton. Riton no suele ser un tío muy vivo (Lalabelle lo llama “la mosca muerta”…) y no suele beber alcohol porque no lo gestiona bien (¡ya lo he visto borracho con una cerveza!) y digamos que tiene el alcohol agresivo. No violento, porque no tiene el tamaño como para dar respeto, pero te sale comentarios desagradables, completamente desinhibido. Supongo que será porque en su vida ejerce siempre mucho control sobre él mismo, siempre es muy educado, muy razonable, muy cerebral… Debe subirle la presión interiormente y con una gota de alcohol, ¡pchit! sale como una gaseosa agitada. Pues, sorpresa. Bebió un cóctel también y me esperaba lo peor pero al contrario estuvo muy animado y divertido. Intentó contar cosas de kung-fu a los invitados que no entendían nada y no estaban muy interesados tampoco, pero él seguía demostrando su punto haciendo muchos movimientos a modo de ilustración, pero como estaba borracho, se mezclaba los brazos y se golpeaba a si mismo (a Riton lo encontramos hace 4 años porque siendo maricones, y practicando kung-fu, hacía muchos puntos en común). Y cuando se fue para coger el último metro, en vez de dar un beso a Robin, ¡sacó la lengua y le chupó la mejilla! Esta vez, el efecto del alcohol era muy positivo, encuentro :-) Y es aún más divertido sabiendo que viene con nosotros a Guadalupe durante la primera semana. ¿Quién sabe cómo se va a poner con el ron caribeño y si va a seguir chupando así? Jejeje

A la una se fueron todos los franceses (hago generalizaciones, por supuesto, pero es lo que pasó), y la una y media llegaron los mexicanos. Que trabajan todos en restaurantes y no podían llegar antes. Uno de los mexicanos era una mexicana, y traía con ella a su novio, que era un pedazo de tío, profe de karate y simpatiquísimo. Sobre las 3 ya no podíamos más, el alcohol nos había vencido, y pedimos un taxi para volver a casa.

Momento gore: en la noche me desperté con nausea, con todas estas mezclas de alcohol, pero como soy un discapacitado descerebrado para gestionar este tipo de cosas, poté en la cama :-( Lo confieso, ahora conocéis mi lado oscuro :-(

El domingo por la mañana, el objetivo fue encontrar una farmacia abierta para comprar aspirina, y luego recuperación progresiva, y colada de urgencia. Por la tarde el té en casa de la madre de Robin que está al régimen estricto (come sólo sopa de verduras, manzanas y yogures), pero nos había preparado una tarta de manzanas. Creo que la disfruto por procuración mirándonos comiéndola, la pobre.

Y por la noche vinieron el Vecino y su marido Zapaterito a cenar. El Vecino es el ex vecino que vivía en la misma planta que nosotros en el piso anterior. Hace 4 años hubo tomate con este un par de veces, y era divertidísimo cuando llamaba a la puerta por la noche, con una botella de güisqui y sus ganas de follar. La verdad, nos nos importaría que volviera a pasar algo con él, y su marido, por supuesto, porque tenemos nuestros valores morales, jejeje, y que tiene su punto también el marido. Pero me pregunto también si no estamos un poco “oxidados” ahora en lo que toca al ligoteo, hace mucho tiempo que somos “bons minyons”. Pero bueno, lo importante es el juego. Ah, buena señal con ellos: la comida nos salió muy bien esta vez.

Conclusión: después de las fiestas de fin de año, de los cumples, de las cenas para recuperar con los amigos que no pudieron estar con nosotros durante las fiestas, con las cenas porque nos gusta hacer cenas con los amigos, y con el hecho que hace 15 días que hemos hecho deporte porque tenía una tendínitis al hombro, creo que ahora es urgentísimo ponernos también al régimen. Un poco.

1 comentarios, opiniones, y cotilleo:

A 28/1/08 13:10 , Anonymous Anónimo dijo...

fin de semana completo y repleto de comida y bebidas, no me extraña que menciones la palabra 'regimen', en casa siempre has de tener aspirinas y bicarbonato, lo decia mi abuela, te evitas muchos problemas
gracias desde Barcelona por los deberes tan bien hechos

 

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