Informe con resaca

Arggg… Hace mucho tiempo que no he actualizado, ya no puede ser, tengo que escribir algo. Pero justamente hoy tengo una resaca impresionante, y el mero hecho de concentrarme para escribir me parte la frente como por una hacha oxidada.

¿Qué pasó desde la última vez?

Seguimos los entrenamientos de Kung-Fu en el bosque de Vincennes, lo habitual. Esta semana era el último. Nada. Todo muy guay.

Cenamos mucho en varios restaurantes. Actitud poco responsable a nivel de la dieta, pero bueno. A veces hay que saber otorgarse placeres… Por cierto, descubrimos por casualidad un restaurante mexicano escondido en un patio en el Marais, todo muy siglo XVIII, con una academia de baile arriba (ves a la gente saltando y sudando mientras tu te zampas unos tacos de la muerte), y camareros la mar de buenos.

El sábado cenamos con Vassilis y sus amigos griegos, otra vez en el Marais (¡joder! No habíamos ido tanto a mariconlandia desde hace años…), en un restaurante marica-que-quiere-ser-chic-pero-que-no-tiene-mucha-pasta-tampoco. Una lástima que los amigos griegos estuvieran tan cansados y volvieran a casa para dormir temprano.

El domingo, experimentación culinaria: brioches chinos al vapor en el rice-cooker. Muy bien. Pero la próxima vez pondremos algo dentro que si no, te mueres ahogado.

(¡Burp! Acabo de volver de comer con mis compañeros. He comido bien con la esperanza que un poco de comida solida en el estómago me ayude a aliviar la resaca. Y la verdad estoy un poco mejor ahora, pero con la digestión me está entrando sueño.)

El miércoles, como era la última vez que dábamos una clase de kung-fu en el bosque, hicimos una fiesta luego con los alumnos más fieles. Me gusta está sensación de formar un grupo un poco especial con ellos, un poco como una familia.

Y ayer nos llamó otra alumna del kung-fu, que vive no muy lejos de casa. Hacía una fiesta de despedida porque vuelve a vivir a Estrasburgo, su ciudad natal. En el espíritu era más bien una fiesta española: poca comida, muchísima bebida, y música a tope. Todo el mundo simpatiquísimo. Hablamos mucho, bebimos aún más. Se interrumpió un poco la fiesta cuando nuestra anfitriona acabó cayéndose al suelo de repente, en plan desmaye alcohólico…

Y ahora aquí estoy, cuidando mi resaca y preguntándome cómo hacer para estar de nuevo en forma para esta noche, que ya hemos previsto salir hasta las tantas con Lalo y la Michelle…

Y al mismo tiempo intento gestionar una charla por MSN con un chico de Marrakech, que nos contactó ayer por un sitio donde nos hemos registrado: Hospitality Club (os aconsejo ir a echar un vistazo). El principio es formar una comunidad de gente a través del mundo para que cuando uno viaje, contacte con gente que vive adonde va, y que le puede acoger, o enseñar la ciudad, etc. Muy hippie roots. Indicamos en nuestro perfil que vamos a Marrakech en septiembre. Lo que me parece extraño es que este chico nos contactara, sobre todo que en el perfil escribí que éramos una pareja gay (mejor anunciar claramente las cosas cuando te vas a un sitio donde no conoces bien la cultura local y sus neurosis). Y ahora me está hablando y no queda muy claro en su conversación si es maricón o no… Sospecho que sí.

Ya veremos la semana que viene, si lo vemos allí.

PD: ahora estoy seguro, es gay: acaba de poner una imagen de Titanic con Leonardo Di Caprio y Kate Winslett…