martes, septiembre 19, 2006

Re-adicción

A la vuelta de Marrakech, hubo que volver a acostumbrarse a París. Primero a la lluvia. Porque el jueves por la noche, al volver, pasamos de un cielo azul y 38 grados, a una tormenta con 15 grados. ¡Uy!

Pero París no se resume al mal tiempo. Hay cosas muy positivas también, a las cuales pudimos volver a acostumbrarnos. A los amigos. Al alcohol. A los chicos majos en los bares.

El viernes, empezamos con una cita con un osteopata para ponernos la columna vertebral y las articulaciones en orden antes que empezáramos el kung-fu, lo que mandará todo su trabajo curativo a la mierda en un par de clases por supuesto. Luego a casa, a abrir la maleta de Robin (la única que nos queda, puesto que perdieron la mía), a arreglar la casa, a mirar un par de episodios de “Queer as Folk” mientras seguía la lluvia. Ya, nunca habíamos visto esta serie, fíjate tú qué atrasados. Pero no está mal en absoluto. Además, tiene cierto lado bastante realista: describe un ambiente con maricas o malas o tontas. Muy acertado, jajaja!

Y por la noche quedamos para tomar cervezas con Lalo y Jens en Mariconlandia, en el Open, el antro de los maricones parisinos que no se han dado cuenta que han envejecido al ritmo del bar, y de los extranjeros que necesitan un punto de entrada en Le Marais. Lo que noté era la proliferación de jóvenes moros entre los clientes. No, no de los morbosísimos, subiendo desde las afueras del norte para lucir su nuevo chándal blanco marcapaquete. Estos eran más del estilo pavo oriental, muy mujer, muy drama queen. Pero moros eran, que ya es una buena señal de apertura del ambiente a un nuevo grupo de población. Un litro y medio de cerveza luego (gracias, Jens y tu genes alemanes) nos trasladamos (a tientas) hasta el restaurante mexicano del cual ya hablé en un post anterior, para que Lalo nos diera su opinión. Resultó que el restaurante no es mexicano: es tex-mex. Resultó también que el camarero era venezolano y guapísimo. Y cuando empezamos a hablar con él en castellano, su entusiasmo llegó a un colmo. Cenamos estupendamente, ayudado con tequila añejo (hay otro término pero ya no me acuerdo cual) y al final, nos invitó a su “cocktail especial”: tequila, curaçao y tonic. Estábamos completamente borrachos. Como cubas. A tal punto que le dejamos al niño nuestros datos y numero de teléfono. Entre las nubes alcohólicas no me acuerdo muy bien, pero me parece que era hétero. No sé. Ya veremos, jajaja

El día siguiente fue de resaca, por supuesto, pero también de compras y de paseo, como el tiempo se había recuperado un poco. Por la noche nos fuimos a la fiesta de cumpleaños de Véro, que vive a 100 metros de casa, y es la novia del profe de kung-fu. Nos lo pasamos muy bien y bebimos bastante otra vez, explicando a varias chicas que tenían que ir a vivir algún tiempo al extranjero y casi convenciendo a una de ir a España.

El domingo, nos levantamos muy tarde, por supuesto y miramos otro par de episodios de “Queer as Folk”. Por la tarde pasó a casa Vassilis, para que le hiciéramos el resumen de la estancia en Marrakech, y para que Robin le echara una mano con estadísticas. Un rollo. Pero me permitió planchar algo de ropa, que la situación empezaba a ponerse desastrosa, y en casa no tenemos chacha. Luego decidimos que necesitábamos una última noche de locura antes de volver al trabajo, así que regresamos al Open, porque es uno de los sitios más animados que pueda haber un domingo por la tarde en París. Y si habéis leído bien lo que he escrito, ya sabéis también que es EL sitio donde hay los maricones extranjeros recién llegados a París. Pues allí estábamos con una cerveza y no muy lejos había un chico bastante simpático, apoyado en un pared, en plan aburrimiento ostréico. Nos dijimos “si saca un mapa, es extranjero y le hablamos, si no, pues a la mierda”. Sacó un mapa, jajaja. El chico era medio suizo medio libanés (¿chocolate con aceite de oliva virgen?) y era realmente muy simpático. Nos acostamos muy tarde este domingo, bastante cansados, bastante borrachos, pero muy contentos y llenos de energía para volver al curro.

Ah, última noticia: recuperaron mi maleta en Orly y acaban de traérmela por mensajero a La Défense. ¡Por fin voy a poder afeitarme!

2 comentarios, opiniones, y cotilleo:

A 20/9/06 14:36 , Blogger Shakti dijo...

¿Pero qué problema tienen estos parisinos que no hacen otra cosa que perder maletas? Tanto glamour les nubla la inteligencia... :-)

 
A 20/9/06 14:41 , Blogger Vinou dijo...

Más que el glamour será el abuso de bebidas alcoholicas, me parece...

 

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