lunes, mayo 29, 2006

Barcelona s'ha posat guapa

El fin de fue asesino.

Asesino de nuestras esperanzas de poder quedarnos aún muchos años en París. Ya empezábamos a tener sospechas desde varios meses, pero el fin de que acabamos de pasar en Barcelona remató definitivamente toda voluntad que pudiéramos tener. ¿Qué le vamos a hacer? No podemos resistir a este llanto de sirenas que Barcelona es para nosotros...

El jueves salimos de París después de haber pasado el día descansando, bajo un cielo gris como plomo, con llovizna y frío, tomando un brunch carísimo en un local "Amélie-alternativo-roots" no muy lejos de casa, donde tuve que luchar para que, en una sala medio vacía, no nos pusieran pegados (como sólo los bares y restaurantes parisinos te saben pegar a tus vecinos para optimizar el espacio, es decir la densidad de clientes por metros cuadrados) a un grupo de chicas histéricas, y al final pagar 18€ para comer pocas cantidades de cosas sosas.

En el aeropuerto, quedamos con Stef y Steph, una pareja (chica italiano, chico francés) amigos de un amigo, que iban a Barcelona también.

Llegada a Barcelona, un pelín tarde (las 11 de la noche) con un poco de emoción (supongo que era el primer vuelo del piloto que nos hizo aterrizar un poco como si los cables del ascensor se hubieran roto al nivel del 3r piso, más o menos...) pero el taxista era muy simpático, y al llegar a casa de Cecilia, nos recibió con una riquísima copa de Rioja y una pizza. Esto ya empezaba bien.

El viernes por la mañana, tras desayunar con Cecilia, la acompañamos a su gimnasio en la Barceloneta, y dimos un largo paseo como lo hacíamos los domingos cuando vivíamos allí: todas las playas hasta Nueva Marbella, pausa Coca-Cola (Light por supuesto) en un chiringuito, y regreso. (Por cierto, el camino nos permitió confirmar otra vez nuestras previas observaciones: en las playas mixtas, lo guapos llevan bañador, y los feos están en bolas...) Cortamos en Vila Olímpica, cruzamos el Parque Botánico, y el Born antes de subir hacía el Eixample, donde se nos hizo hambre y encontramos muy afortunadamente un restaurante "diseño-new age" que se llama Mayura (c/ Girona 57, prometo que voy a escanear las tarjetas de los restaurantes en que hemos comido y que las voy a poner en este blog).



En el centro como una barra, con taburetes altos y en medio de la barra agua corriente que acaba cayendo al final de la barra en una gran concha con flores de jazmín, muchas mesas indias con sofas, cojines y telas, música indio-ibicenera y por 12€ el menú del día, una comida excelente e inventiva. Muy recomendable.

Después de comer vimos al Petit Dani antes que entrara en el trabajo. ¡Qué alegría después de 2 años sin vernos! El pobrecito se tomó con nosotros el primero de sus innumerables poleos mentas, para respetar la dieta/ayuno que estaba siguiendo desde hacía casi 10 días.

Luego volvimos a casa de Cecilia para tratar las quemaduras de sol que Robin se había hecho en la playa por la mañana (no todo puede ser perfecto...) y para descansar un rato. Finalmente volvimos a salir y encontramos un bar de vinos cerca de la casa de Cecilia, mientras esperábamos que saliera de su trabajo, emborrachándonos con todos los tintos que tenían. Finalmente llegaron Cecilia, y luego Dani y una amiga suya. Luego invitamos a Cecilia a cenar, y ¡a la cama!

Donde descubrí el otro aspecto negativo del fin de: los turistas borrachos gritando en la calle Avinyo, justo debajo de las ventanas de Cecilia... Situación que hablamos ampliamente con Cecilia el día siguiente, para que Robin acabara encontrando un esbozo de solución: comprar un kilo de pimienta blanca en polvo para echarla por la ventana sobre las 4 de la mañana, cuando este puto grupo de ingleses se pone a vitorear porque uno de ellos ha acabado potando sobre los zapatos de la chica que intentaba ligar... Y a ver como reaccionan y si sobreviven a la nube ardiente, jejeje

El sábado, no repetimos lo de la playa, que Robin ya se parecía bastante a una gamba. Después del desayuno, dejamos un poco de intimidad a Cecilia, porque venían 2 chicos a instalarle el ADSL. Ya sabíamos que uno era marroquí, que iba a venir con un amigo suyo, que era algo un poco "extraoficial" para acelerar un poco los atrasos habituales de Telefónica (y para que él recibiera una propina), y Cecilia nos había dicho que "era mono". Pues ¡toma! ¡Qué guapazos de bombones los 2! Entonces salimos y dejamos a Cecilia sola con ellos, un poco envidiosos y deseándole una "buena instalación"... Ahora entiendo por qué quiere venir con nosotros a Marrakech en septiembre, jajaja.

Subimos a pasear por Passeig de Gràcia y Gràcia en general. Así, hablando de la vida, evitando el sol directo y deteniéndonos en ciertas terrazas para recomponer las fuerzas. Actividad que nos llevó a la hora de comer, cuando encontramos otros restaurante muy guay, justo al lado del cine Verdi. Se llama Oben y también pondré un escan de la tarjeta. Todo riquísimo, ligero y sorprendente.

Después de comer, sentimos necesidad de hacer deporte, con lo cual bajamos Passeig de Gràcia para ir de compras. Nunca en mi vida había pasado tanto tiempo en tiendas de ropa, pero Robin dice que tengo que aprender algún día a vestirme con un mínimo de gusto. Entonces pongo buena voluntad e intento aprender de él. Finalmente resultó bastante agradable: encontramos ambos pantalones y camisas bonitas (hasta compramos chanclas, lo que es una gran novedad), hacía fresquito en las tiendas, y había nenes muy guapos en los probadores (acompañados por sus madres o novias).

Al regresar a casa de Cecilia para cambiarnos, compramos una super botella de vino y aceitunas y almejas para un aperitivo como Dios manda, y luego salimos los 3 porque habíamos quedado con Marta para ir a cenar en un japonés estupendo detrás de la catedral. Una cena y una velada de puta madre, para estar los cuatro recordando cuando vivíamos en BCN, para reírnos mucho y contar muchísimas tonterías.

El domingo fuimos con Cecilia a desayunar en una terraza, al sol (Cecilia y yo), y Robin a la sombra, pobre. Y luego dirección Sitgès en tren, donde habíamos quedado con Dani. Se apuntaron sobre la marcha Stef y Steph (los de al principio) y una amiga de Dani y su novio (novio de ella, él de Dani es marroquí, joder, ¡dejadnos algunos marroquíes a nosotros también! - no quiso venir porque le daba corte). Obviamente, no podíamos ir directamente a la playa porque era temprano, el sol intentaba transformar la arena en vidrio, y había peligro que Robin se convirtiera en pústula gigante. Así que los dejamos a todos en la playa, y nos fuimos los 2 en busca de algún sitio para comer, para dejar pasar la parte más caliente de la tarde. Y no muy lejos de la iglesia entramos al azar en un restaurante cualquiera (lo siento, de este no tengo tarjeta). Nos sentamos y mirando alrededor en las mesas de los otros clientes, nos entraron ganas de comernos una paella de gambas. Pues el camarero nos explicó que ya no había, pero que por el mismo precio podíamos zamparnos ¡una paella de bogavante! ¡Qué bien! Luego un paseíto para digerir mirando a todos los chicos más guapos los unos que los otros en la playa (lo mejor es cuando tienes así 2 o 3 de los más guapazos, que además parecen que ni se dan cuenta de lo bueno que están, empiezan a jugar en plan luchamos-de-coña, joooo... la sangre baja directamente del estomago - recordarse que estábamos en plena digestión - hacía abajo...)

Finalmente encontramos al resto de la peña, alquilamos una sombrilla para dejar allí el pobre Robin fresquito mientras el sol seguía un poco alto, y yo me fui a nadar un ratito con Dani. Luego por supuesto volví a ver a mi tostadita de amor para que no se aburriera demasiado, y finalmente el sol había bajado bastante para que saliera y pudiera venir a bañarse conmigo. Y así nos quedamos hasta las 8 y tantas.

Cogimos el tren de regreso a Barcelona con Stef y Steph, que dejamos luego en Via Laietana para que cenaran en la Dolça Hermina y nosotros a casa de Cecilia para ducharnos y cambiarnos. Ella estaba con amigas suyas así que salimos a cenar solos. En principio habíamos quedado con Pipe y Xavi, pero Xavi no dio más noticias después del viernes por la mañana cuando dijo que íbamos a vernos el domingo por la tarde, y Pipe, que se había ido a pasar el fin de a Galicia en su pueblo, nos llamó para decir que hacía 6 horas que estaba esperando en el aeropuerto pero que con problemas técnicos en el avión, dudaba que puediera estar en Barcelona para vernos. Snif...

Así que tuvimos que consolarnos solitos, y nos paramos en una terraza detrás de la catedral, donde comimos los platos mas raros (y deliciosos) que jamás he comido en mi vida (imaginaros una ensalada de mariscos con sorbete de cítricos...) pero también el más caro que he pagado hasta ahora...

Llegamos a casa de Cecilia bastante borrachos y nos acostamos a la 1, para levantarnos a las 4 para coger el taxi e ir al aeropuerto. El vuelo de regreso salía a las 6...

En principio debíamos aterrizar a las 7 y media, con lo que nos sobraba tiempo para ir directamente al trabajo pero:

  • llovía (que no es un problema en si mismo pero ya te ataca el moral)
  • aterrizamos con media hora de retraso (sin golpearnos el culo en los asientos esta vez)
  • las maletas llegaron tarde porque hubo un problema técnico
  • nos quedamos atascados para salir, porque los agentes de las aduanas se las estaban pasando pipa con grupos de africanos y árabes y mientras tanto no podíamos salir
  • nos quedamos atascados porque los ascensores ya no funcionaban y no se puede cambiar de nivel en Charles de Gaulle de otra forma...
  • nos quedamos atascados para llegar al terminal de autobuses (vete a saber por qué...)
  • nos quedamos atascados para comprar los billetes de tren de cercanías detrás de un grupo que no conseguía comprar los suyos porque la maquina no acceptaba las tarjetas de credito sin chip
  • nos quedamos estancados en el RER (el tren de cercanias) durante más de media hora porqua había un problema técnico (¿cómo no?)
  • Robin se quedo atascado en la linea 14 (la más moderna) porque habia otro problema técnico!
lo que hizo que llegamos ambos a nuestros trabajos sobre las 10 y media...

Y ahora estamos los dos como medio fritos y tomando café tras café.

Pero felices como enanos. Me doy cuenta al leerme que hablo sobre todo de comida pero no tiene nada que ver. Fue todo. La luz, el ambiente, los amigos, no sé... Algo que nos dice que no podemos seguir así aún muchos años en París. Tarde o temprano, tenemos que volver a vivir a Barcelona.


Y de momento no digo más porque ya no me quedan bastantes neuronas de toda manera. Donc, bona nit i fins aviat!

jueves, mayo 25, 2006

Entretenido como un peli francesa

Anoche vimos la tan esperada "Da Vinci Code" en el cine. Con mucho valor, como un desafio a todas las criticas que han salido desde su estreno en el Festival de Cannes la semana pasada...

Hoy es día festivo en Francia, mañana nos lo hemos cogido de puente, así que hoy salimos para Barcelona y regresaremos el lunes muy temprano, justo para ir a curar.

Eso no es lo importante. Sólo digamos que anoche, yendo a la clase de kung-fu, decidimos de repente que queríamos romper un poco la rutina para iniciar bien estas micro-vacaciones. Entonces ¡a la mierda con el kung-fu! Regresamos a casa (en la otra punta de París), nos dimos cuenta que con el tiempo que habíamos tardado en regresar, no quedaba tiempo para ir a cenar en un restaurante sin perder la última proyección en el cine de al lado, así que zampamos algo rapidito y nos echamos a la calle (bajo una lluvia diluviana) para ir a ver el Código Da Vinci.

Pues, no sé. Creo que debe ser por los actores franceses en la peli, pero su acento en inglés daba pena, además parecían todos muy neurasténicos y como muy apagados. Y no eran creíbles ni un instante. Ni una puta gota de morbo, ni de emoción ¡ni na de na! Calamares muertos, que son los actores franceses.

Joder, este mes yo quería ir a ver 2 pelis: esta y "Marie-Antoinette". Las dos han tenido críticas pésimas. Hemos desafiado la crítica con el "Da Vinci Code" pero no creo que lo repitamos con la 2a...

Los que no son franceses y van a verla, por favor decirnos lo que habéis pensado. Puede ser que tuviéramos mala imagen por ser franceses y ver actores franceses intentando jugársela a la americana... Tal vez para alguién de fuera resulten creíbles. Nos gustaría saber...

jueves, mayo 18, 2006

Bisbalopatia

Hay que reconocerlo, la música española es poco conocida en Francia. Tenemos muchos intercambios con Bélgica e Italia pero con España, casi que na... Pero hoy, navegando sin rumbo fijo por Internet, ¡he encontrado ESO!

ESO es lo más deprimante. En vez de dejar a conocer al público francés cantantes y cantautores españoles que valen la pena (y hay muchos), resulta que los que consiguen hacerse conocer son de los peores. He tenido el susto de descubrir el fan club francés de Rizos de Oro :-(

Pero ¡por favor! nosotros también tenemos nuestros programas de telebasura musical, con la Star Académie. ¡No necesitamos importar los de fuera! Nooooo, pero ¿qué dirían los españoles si les enviasemos nuestros horripilantes cantantes como Grégory...

En fin, ¡feliz Día contra la homofobia! :-)