jueves, octubre 26, 2006

Jueves de vicio

Hoy es jueves, y tenemos la clase de kung-fu en lo que llaman el Instituto Wu-Shu, no muy lejos de casa (Rani: justito al lado del bar donde te llevamos la última vez que viniste a París y que te gustó tanto). El caso es que bastante a menudo, acabamos en este bar después de la clase con el profe y algún que otro “avanzado” y no escasas veces acabamos bien empapados a la hora en que cierran el bar y nos echan fuera. Pero no es este el tema que os quiero contar.

El tema es más bien el siguiente.

El jueve pasado, a pocos metros de llegar al Instituto Wu-Shu, vemos delante una moto parándose, con un conductor y un pasajero detrás de él. El pasajero se baja. Es un nene de unos 16 o 17 añitos, muy mono, del tipo un poco “chico sensible” (es decir: mucha probabilidad de ser marica). Y zas! Se despide del conductor dándole un beso en los labios! (Lo tengo muy mal visto al conductor, pero me parece que es más bien cuarentón…) Y todo esto sin que se enteren que estamos detrás.

Por supuesto, comentamos el acontecimiento en abundancia entre nosotros (en castellano para tener un poco más de libertad de expresión). Y una vez dentro, nos damos cuenta que el nene es alumno de “la otra clase”.

“La otra clase” es una clase dada por otro profe al mismo tiempo que la nuestra pero en una sala contigua, y nos podemos ver a través de una puerta que siempre se queda abierta. Hay siempre muchas observaciones mutuas durante la clase, porque ellos son de un “estilo moderno” (seguro que es lo que todos tendréis en la mente cuando intentáis visualizar kung-fu): tienen trajes de seda con colores muy petardos, hacen muchos movimientos extraños y parecen que son un grupo de bailarines entrenándose para acompañar a Madonna. El nuestro es un “estilo antiguo”, es mucho menos hermoso, digamos mucho menos coreográfico y mucho más orientado hacía el combate y las aplicaciones marciales. Resulta que cada grupo tiene hacía para el otro una mezcla de envidia y de repulsión. En fin, muchas miradas intercambiadas siempre, os digo.

Total, que después de la clase, compartimos el vestuario (muy pequeño). Y pasa que el nene en cuestión se está cambiando justo a nuestro lado. Y Robin que siempre tiene mucha inspiración, me suelta un “Y ahora vamos a tomar una copa ¿no?”. Yo: “Pozi.”. Y él: “Pero ¿tenemos tiempo de ir a tomarla al Marais?” [Nota: el Marais en París es como Chueca en Madrid, Robin acaba de gritar que somos maricones.] Y el nene directamente se para y empieza a mirarnos fijamente. Aún más fijamente cuando yo me quito completamente el kimono y me encuentro en calzoncillos. En este momento, él debería normalmente salir del vestuario porque ha terminado de vestirse y es muy pequeño y hay mucha gente que espera para entrar y cambiarse también. Y mi amor (que realmente tiene una inspiración tremenda) suelta “Ah, has puesto tu calzoncillo “Grrr” [Nota: viene de HM con Grrr escrito y una pata de león, sí sí.], cae muy bien con mi calzoncillo “Superman” [Nota: HM también]”. Y el nene se queda mirando fijamente a Robin hasta que se quite el pantalón y enseñe el calzoncillo.

¡Qué descarado! ¿No? Y luego se va tan pancho y nos dice un “Bonsoir!” con una sonrisa enorme y una voz de perra en celo. Y con Robin reventamos de la risa, y todo el mundo nos mira, buscando qué broma se han perdido.

Pero ¡qué cojones tienes los jovencitos hoy en día! Joder… Pues hoy es jueves otra vez y estoy impaciente por saber cómo el nene va a comportarse cuando nos crucemos otra vez…

lunes, octubre 23, 2006

Latinismo

Y otra vez habrá sido un fin de bajo el signo del mundo latino! Como recientemente lo decía la Rana, no hay como los latinos para juntarse y descojonarse de la risa en un entorno hostil. Pues eso, otra vez lo pudimos comprobar este fin de, ampliando el ámbito de nuestro programa de colaboración cultural para esta vez dar la bienvenida a Argentina!

Este fin de conocimos a Tabris, un chavo encantador que tiene su morada desde hace un par de años por los madriles, pero que por alguna oscura maquinación del destino se ve exilado por un par de meses en Caen, ciudad fea y aburrida entre todas. Pero este fin de pasa por París y yo tenía absolutamente que comprobar si había aprendido de manera adecuada mis lecciones sobre el arte de dar la impresión cuando uno se cae, que lo ha hecho adrede.

Pues yo digo: señores madrileños, ¡darse prisa de pedirle en matrimonio antes que se acaben las existencias! Este niño es encantador, es muy mono, inteligente, hace buenos estudios y seguro que luego mantendrá a la familia sin problemas, incluso a la chacha paraguayana, es de conversación agradable, tiene el sentido del humor y ni se quejó cuando lo llevamos a comer sopas wen zhou en Belleville, que parecen comida de extraterrestres.

Tan buena impresión hubo que el sábado repetimos, pero esta vez, con el programa de cooperación Francia-Latinoamérica integral, es decir, incluyendo a Lalo (el novísimo componente de este programa no pudo atender, ya que se quedó pobre en Burdeos) y a su marido en el bar de Cervezas-grandes-de-la-hora-feliz en pleno Mariconlandia. La meta era, como de costumbre, emborracharnos haciendo grandes gesticulaciones, gritando y riéndonos fuerte, llamando toda la atención hacía nosotros por supuesto.

Pero el destino hizo que este sábado propusiéramos también a un par de amigos gabachos en mal de marido juntarse a nosotros para compensar la falta de polla por el exceso de alcohol. Pues ¡mala idea! Como dice Robin, los franceses son moscas más que muertas. Fue un choque de civilización bien grande. Los dos se quedaron sorbiendo Coca-cola Light mientras atacábamos el tercer litro de cerveza, y que los encantos de nuestra conversación histérica habían llamado la atención de un chico español que pasaba en nuestra zona de atracción (¡sí os digo que los españoles en París son peores que las langostas en Egipto!)

Pues lo decimos: ¡nunca más! Los franceses sólo valen cuando te invitan a cenar y que te preparan la comida rica, porque realmente no sirve invitarlos a salir de fiesta en los bares. No repetiremos, quiebran el rollo, son aguafiestas.

Bah, no pasa nada, volvimos a salir un poco el domingo para esta vez respirar un poco de aire griego, y de toda manera, nos vamos a Barcelona este fin de! Y cuento con que Marie Brizard nos haga descubrir este bar que prepara los Cosmopolitan como en Sex and the City!

martes, octubre 17, 2006

12 años...

12 años! 12 años ya! Hace 12 años exactamente que he encontrado Sylvain.

Tan mono con su pelo largo, su jersey demasiado grande hecho por su madre, su mirada profunda y su sonrisa o dios esta sonrisa que sigue atrayéndome como un loco cada vez que lo miro.

Parecía a la vez muy necio como un niño de 12 años y tan sabio como un anciano de 80 y con la chispa que había en sus ojos ya sabía que iba a pasar una noche muy calentita...

Me recuerdo hablamos horas, y el pobre parecía aburrirse mogollón...porque estaba convencido que estaba ligando al amigo que estaba con él, pero no, porque desde la primera mirada que intercambiamos sabia que era él que quería, pero me impresionaba tanto que me sentía mas cómodo mirando a su amigo mientras hablábamos...hasta...hasta...que le di esta notita que había escrito a escondidas "Quiero pasar toda la noche contigo haciendo cariños pero sin sexo. Te apetece?"

Le di la notita diciéndole de manera muy romántica "Voy a mear. Ahora vuelvo..."

Y a la vuelta una gran sonrisa me estaba esperando :-)

Y la verdad si que pasamos toda la noche haciendo cariños sin sexo...hasta el amanecer ;-)

Éramos locos (ya no lo somos?), al cabo de 2 días Sylvain vino con sus cosas a vivir conmigo y nunca se fue...

Vivíamos en el peor barrio de Paris, sin agua caliente y compartiendo el baño con las putas de la planta, robábamos para comer, no teníamos calefacción durante el invierno, no teníamos ni un duro para salir...y a pesar de todo eso mi vida me parecía un sueño despierto, todo lo que hacíamos me parecía mágico, todo lo que decía Sylvain me parecía apasionante...

Pasaron los años...

Ocurrieron muchas cosas...

Nos hicimos nuevos amigos juntos...

Vivimos juntos la aceptación de nuestra pareja por nuestros padres y abuelos...

Nos acostamos con otros tíos juntos...

Repasamos juntos para los exámenes de la Universidad y la tesis...

Nos acostamos con nuestros ex juntos como para compartir un poco de nuestro pasado cuando el otro todavía no estaba....

Vivimos juntos el fin de los estudios y los primeros años de trabajo...

Hicimos juntos nuestros primeros viajes románticos al extranjero...

Vivimos juntos la muerte de la abuela de Sylvain y de mi perro...

Firmamos juntos nuestro PACS...

Nos enamoramos juntos de Olivier, de Stéphane, de Xavi y de David...

Nos fuimos juntos a vivir a Barcelona...Nos fuimos juntos a vivir a Madrid...y volvimos juntos a Paris....

Empezamos juntos el Kung-Fu y tuvimos juntos nuestros primeros moratones y combates...

Y así siempre juntitos desde hace 12 años seguimos descubriendo la vida y sus posibilidades...

Tengo que darte las gracias Sylvain.

Porque hiciste de estos 12 años los más bonitos de mi vida.

Porque sin ti nunca hubiera tenido una vida tan llena y aventurera.

Porque siempre has estado cuando te necesitaba.

Porque gracias a ti puedo realizar todos mis sueños.

Porque gracias a ti en 12 años he tenido 12 vidas diferentes.

Te lo prometo, seguiré haciendo todo para que seas feliz, para que nunca nuestra vida sea aburrida o repetitiva, siempre buscaré alternativas para que descubramos nuevas cosas, nuevas formas de vivir nuestra pareja.

12 años y parece que estamos entrando en una nueva vida otra vez, nuevas cosas que probar, nueva manera de aprovechar y descubrir la vida.

Je t'aime.

Robin.

Puente del Pilar

Hoy hago sólo un minipost, porque quiero dejar espacia a mi amor para que él escriba algo largo, lírico y grandioso :-)

Un post para decir que nos hizo mucha ilusión volver a ver a Tony Tornado en París, acompañado por JL en la ocasión del puente del Pilar. ¿Cuánto tiempo hacía que no nos habíamos visto en vivo? Tres? Cuatro años? Otra vez nos ha encantado oírlo hablar francés con esta puntita de acento belga (que el la última cosa que te esperas de un gallego), y realmente era la hostia llevar una conversación los cuatro mezclando alegremente el castellano y el francés todo el rato. Supongo que todas las maricas que nos rodeaban se dijeron que éramos completamente esquizofrénicos! Es realmente una pena que no pudimos volver a vernos luego durante el fin de, pero estuvimos demasiado ocupados educando a la juventud en casa… jajaja En fin, Tony, supongo que nos entenderéis y nos disculparéis :-)

Y por las noches, cuando la susodicha juventud no estaba, hemos dejado la casa a Marie Brizard, que ha venido a visitarnos a partir del sábado y hasta hoy, porque hoy tiene una entrevista en mi empresa. ¡Crucemos todos los dedos! (Lo prometimos Marie, si te vienes a vivir aquí, no te haremos comer 100% comida china como lo hemos hecho este fin de, jajaja).

Bueno, ahora dejo el sitio para mi Chupaman, que hoy pasa algo importante y que me ha dicho esta mañana que quería escribir algo al respecto ;-)

martes, octubre 10, 2006

Paris Nuit Blanche

"Vive Paris Nuit Blanche", tenía ganas de gritar el lunes llegando al curro!

Hace 5 años, se lanzó esta fiesta nocturna ("Nuit Blanche" significa trasnochada) que se hace una vez cada año, un poco como la Fête de la Musique. La idea es hacer cosas durante la noche que normalmente se hacen sólo de día, como por ejemplo ir a museos, conciertos o comer en restaurantes.

Entonces el sábado pasado durante toda la noche los museos se quedaron abiertos toda la noche, así que los teatros, salas de conciertos, operas y por suerte (como las cosas culturales tienen una cierta tendencia a aburrirnos) también los bares y restaurantes se quedaron abiertos toda la noche :-)

Salimos con nuestro amigo mejicano y su novio alemán a tomar unas cañas por Mariconlandia, nos acordamos que era Nuit Blanche porque en cualquier calle (hasta las más desiertas) había tanta densidad poblacional que en Chueca un sábado a las 2h00 de la noche!

Tras unos litros de cerveza nos llevaron a un restaurante chino muy cutre y feo pero con comida china autentica (no de la occidentalizada) que nos moló mogollón y aprovechamos para beber aun mas cerveza (pero esta vez de las chinas).

Unas tallarines después empezábamos a sentirnos bien pedos y como las calles estaban bien llenas, decidimos seguir bebiendo cerveza (por si acaso el calentamiento planetario se aceleraba) y seguimos una ruta caótica por los bares del Marais. En el primer bar (uno muy cutre muy feo aunque menos que el chino) vimos entrar a dos jovencitos mejicanos que parecían perdidos. Mi nene, a quien siempre le encanta ayudar a la gente, se fue directo a hablar con ellos. Al final uno de los dos es estudiante en Burdeos (la ciudad mas aburrida de Francia, que llamamos "la belle endormie") y el otro era amigo suyo que venia a visitar un poco Europa.

Unas cervezas y unos bares más, y acabamos en la bodega del Amnesia, completamente borrachos ,donde encontramos a un francés profe de español en Montpellier, muy majo y a un buen amigo mió de Estrasburgo que no había visto desde hace 10 años mas o menos!

Y aunque el Amnesia no sea un bar de ligue pero mas bien un bar diseño y un poco pijo, no sé como paso pero sé que a un momento Sylvain estaba hablando de manera muy seria de gramática española con el profe mientras tenia en la mano un objeto contundente perteneciendo al joven estudiante mejicano (que parecía muy contento habernos conocido), mientras yo tenia otro objeto contundente perteneciendo al mismísimo chico en la boca.

A las 6h00 volvimos a casa paseando por las calles llenas de gente.

Era muy raro pasar delante de museos abiertos proyectando videos con música a estas horas o ver a la gente cenar o tomar copas en las terrazas como si ya eran las 14h00!

Como os lo podéis imaginar dormimos poco y ahora estamos bien decididos a ir prontito de vacaciones a México y antes ir a pasar un fin de a Burdeos...

Mi príncipe azul se fue a comprarnos cruasanes, pan fresco y frutas para hacernos un desayuno como Dios manda y pasamos horas hablando del sentido de la vida y divirtiéndonos como se pueden divertir 3 chicos juntos...

Paseamos un poco aprovechando del sol y del calor y volvimos a casa para preparar la cena china. La cena nos salio rica rica y estoy bastante orgulloso de haber conseguido un cerdo al caramelo como se comen en los restaurantes chinos, nuestros invitados se fueron contentos y nosotros también a la cama a dormir por fin...

Como molan las Nuits Blanches! :-)

jueves, octubre 05, 2006

El payaso y el ministro

Vale, puesto que un largo público se pone a reclamar unánimemente que cuente mis aventuras ministeriales del fin de (gracias mi amor, por delatarme tan descaradamente), y como soy un poco exhibicionista con mi vida privada y que no me corto un huevo, aquí tenéis el cuento.

El domingo pasado, nuestro club de kung-fu participó en un evento deportivo aquí en París. Sabíamos por Nal, el profe, desde el verano que teníamos que hace “una demostración” en octubre. Los detalles exactos se concretizaron sólo unos días antes de la fecha. Participamos en algo que se llama “Famillathlon”, algo un poco de derechas para fomentar la práctica de los deportes en las familias (leer: las familias blancas con pasta y católicas de los barrios pijos de París). ¿Por qué nos inscribió Nal (srilankés, negro, budista) a tal cosa? Para hacer conocer el club…

Primero hay que saber que hacer una demo en público es un ejercicio difícil, y que hay que preparar muy bien y durante bastante tiempo, sobre todo cuando involucra a muchos principiantes (tal es el caso de nuestro club, que no somos tantos con muchos años de práctica), si no, resulta ridículo. Y en este caso, la configuración era fatal puesto que la fecha de la demo era menos de un mes después de la primera clase del año. Hasta Robin y yo, estando de vacaciones la primera mitad de septiembre, tuvimos menos de 2 semanas para volver a ponernos en forma y repasar las técnicas…

Bueno. El domingo pasado, nos encontramos donde había que estar: en el Champ de Mars, que es el parque debajo de la Torre Eiffel, a las 11. Después de saludarnos y comentar lo poco preparado que nos sentíamos, nos pusimos el traje y empezamos a calentar en una zona de hierba un poco al lado. Al cabo de 5 minutos llega un mujer regordeta y completamente histérica gritando “¡Llega el ministro con los periodistas! ¡Enseñadle algo!”.

¡Joder! Y efectivamente llega un hombre bien gordo rodeado de tipos con cámara de tele. (Después nos enteramos que era el ministro “de la juventud y de los deportes”, un tal Sr. Lamour - ¡qué apellido! – ex campeón de esgrima ahora campeón de tragar cerveza y zampar comidas fuertes.) ¡Y la mitad de los alumnos, en un súbito golpe de timidez, deciden ir a esconderse detrás de los arbustos!!! Y Nal, se gira hacía mí y suelta “Pues, ¡haced algo!”.

Entonces, no me desmonté y empecé a hacer series de patadas, andando frente al ministro: una patada, un paso, otra patada, un paso, y… la hierba estaba húmeda, y justo cuando lanzo la pata con mucho vigor para una patada muy alta, arriba de la cabeza, siento como un deslizo sospechoso debajo del otro pie que se queda al suelo. Y la siguiente cosa, oigo “¡bam!” y el aire es expulsada de mis pulmones, y estoy muy llanamente tendido en el suelo, boca arriba. Un segundo de incredulidad pasa. Y me levanto, y como si no hubiera pasado nada, sigo con mi serie de patadas: una patada, un paso, una patada, un paso…

Luego, los demás del club (que, animado por mi ejemplo, se habían finalmente decidido a enseñar cosas), vinieron a decirme que qué cojones tenía. Pues de cojones no sé, sólo me fije en que la patada que me hizo caer fue la más alta que conseguí dar jamás. Y también me acordé que una vez, dejé un comentario a Tabris para decirle que cuando uno se cae, sea donde sea, tiene que aparentar que lo ha hecho adrede, porque así le apetecía en este momento. Pues así hice.

A parte de esto, la demo fue mejor que lo que me esperaba. En el bloque “artes chinos” pasamos 3 clubs. Primero, el equipo de Francia. No me impresionó mucho, ¿tal vez habían enviado a los de reserva? Hasta hubo uno que se cayó, pero él durante su demo y delante del público… Luego un club de tai-chi chuan, pero estos como casi no se mueven, nunca sabes si lo hacen bien o mal. Y luego nosotros y pues, no lo hicimos nada mal. Aunque en un momento con Robin nos equivocamos (además éramos los 2 únicos en el escenario en este momento) pero conseguimos hacer como si fuera una técnica que controlábamos completamente. Sólo los de nuestro club se dieron cuenta.

Entonces esta es mi historia con el ministro. Esta semana, he pasado tiempo buscando en los periódicos locales si había un foto conmigo una pata arriba y cayéndome, pero no encontré ninguna… No importa, mi leyenda en el club se ha enriquecido :-)

miércoles, octubre 04, 2006

Comportamientos alimenticios

¿Qué come la gente en La Défense? Trabajo en la zona más high-tech de París, capital de este país que pretende ser la autoridad última en asuntos de comida. ¿Comerán platos finos-finos en plan “filete de gamba salvaje con crema batida a mano por cantatrices de ópera parisinas sobre su lecho de espárragos enanos recogidos una noche sin luna por monjas lesbianas ciegas”? O ¿será algo más parecido al bocadillo de lomo y queso?

Tengo dos puntos de observación disponibles.

Lugar 1: la cantina inter-empresas

Lugar de referencia para los empleados no muy afortunados de la zona. Porque los que tienen realmente pasta acuden a los varios restaurantes de los alrededores, que son todos cadenas, de las mismas florecen en las afueras parisinas, donde se considera lo más chic salir por la noche a cenar el mismo entrecot a la plancha o el mismo filete de pescado que en los 174 otros restaurantes de la misma cadena en torno a París. Pero en La Défense quieren parece aún más chic: te hacen esperar mucho más para darte una mesa, y pagas más caro el menú. Los ejecutivos con pasta que van a estos restaurantes lo hacen porque no hay ningún verdadero restaurante cercano, o porque ellos mismos viven en chalets en las afueras y por eso tienen tan mal gusto como sus conciudadanos, sólo que tienen más pasta, y entonces se creen realmente que estas cadenas son chic. La tercera razón posible es que si eres comercial, y entonces quieres poder emborracharte durante la comida como de costumbre, tienes que ir allí.

Pero hablaba justamente de los que no tienen bastante pasta y que van a la cantina interempresas. Hay que destacar:
  1. La gente que ha venido para una formación profesional (hay un organismo de formación en el arco). Parece que el organismo les da un billete que vale para todo lo que quieran comer. Suelen tener en su bandeja 3 entradas, 1 plato, 1 queso, 1 yogur y 2 postres, además del café. Estos quieren aprovechar.
  2. Los chicos jóvenes. Son becarios en las empresas de por aquí (demasiado delgados, con acne y mal vestidos) o obreros, de los que limpian o mantienen los rascacielos (suelen estar bien buenos estos). Tienen una bandeja rellena a 90% de hidratos de carbono: patatas fritas, arroz, pasta o pizza y postres bien grasientos: gofres con nata montada, tarta de almendras con nata, milhojas, pastel de chocolate… A veces, para sacrificar un poco a las reglas de la dietética, añaden alguna verdura, pero a condición que venga con mucha mayonesa.
  3. Las mujeres entre 35 y 50 años que siguen un régimen. Van sólo a la estantería del “bufet de ensaladas”. Escogen el plato grande, y lo cargan hasta formar un montículo de alturas sorprendentes. Casi exclusivamente compuesto de los ingredientes más calóricos disponibles: ensalada de pasta con mayonesa, ensalada de patatas con embutidos, ensalada de arroz con aceite… Parecen creer realmente que la palabra “ensalada” garantice un nivel bajo en calorías. He visto muchas llevando una bandeja de estas con un contenido aún más explosivo que la de los jovencitos del punto anterior.
  4. Los maricones (hay pocos) que toman un filete a la plancha con judías verdes o lechuga y un yogur 0%. Soy de ellos.
  5. Los otros casos son menos divertidos. Comen como en casa. Nada de refinamiento francés.

Lugar 2: En el centro comercial

Justo al lado del Arco, hay un macro centro comercial, con un Alcampo (Auchan en VO) y docenas de tiendas entre las cuales vamos a destacar las que venden comida por supuesto. Descarto los restaurantes (o supuestos restaurantes) porque ya he hablado de ellos arriba.
Aquí veo tres subclases de comportamientos.

Primero, los muy cutres, los que compran en McDonald’s o en Quick. Hay una guerra en Francia desde hace 15 años entre los partidarios de McDo y los de Quick. Es un poco como lo que ocurre con la tele. Los medias (incluso la tele) dicen que es una catástrofe porque la gente mira demasiado la tele. A lo cual la gente suele contestar que sí, sí claro, pero ellos personalmente no, que tienen la tele pero casi ni la miran, sólo la encienden para hacer un “ruido de fondo” y sólo miran unos muy escasos programas selectivamente elegidos. Tia, tia tia… Los que reconocen mirar las cadenas comerciales (TF1, France2…) son como los que reconocen comer en McDo. Los que dicen mirar las cadenas culturales (Arte, TV5) son como los que dicen comer en Quick. Porque Quick es una empresa belga. Lo cual supongo conlleva una imagen de “mejor comida” por ser europea? No lo sé, a mí, ambos me resultan iguales de nauseabundo. Cuando ando por el centro comercial, procuro evitar pasar delante de ambas tiendas porque los olores de aceites calientes y de cosas dulzonas me dan ganas de vomitar.

¿Quién compra allí? Gente joven, por supuesto. Macarras de las afueras (puesto que La Défense está en las afueres), porque comer estas cosas hace parte de su identidad de macarras de las afueras. Y jóvenes empleados de las empresas de por aquí, que en realidad son macarras de las afueras que han estudiado un pelín más pero que siguen atados a las mismas reglas culturales. Cuando los veo sentados en los escalones del Arco comiendo su Happy Meal (o como se llame), me pregunto cuántos años antes que dejen de quemar todas estas calorías y grasas saturadas jugando al fútbol por las noches con sus amiguitos en los barrios cutres, y que por lo tanto dejen de ser buenísimos y que les crezca tripa, que se le empiece a caer el pelo…

Segundo grupo, los medianamente cutres. Jóvenes también pero menos. Con una mayoría de secretarias. Compran bocadillos en las cadenas de panaderías, la más emblemática siendo “Paul”. Allí reviven la idea de “pan a la antigua”. Difunden la idea que han vuelto a encontrar recetas antiguas y te preparan bocadillos de toda la vida (tipo jamón y queso) pero te lo hacen pagar un pastón porque el pan lleva harina de trigo integral y sésamo, el jamón es del Pirineo y el queso de los Alpes. La verdad es que sus bocadillos no están mal, y los pasteles que te sirven de postre tampoco. El problema es que todo esto va en tamaño un poco pequeño (es normal, la clientela más importante son las secretarias, que por supuesto, no se pueden permitir comer como un camionero, al menos, no frente al público), que es muy caro y que tienes que hacer cola durante media hora para que te atiendan.

Hay una versión alternativa más divertida de este grupo: los bocadillos chinos de la cadena “Veng Hour”. Son realmente unos comerciantes excelentes estos chinos. Al principio era una cadena para comer chino rapidito pero cuando se dieron cuenta del éxito de las panaderías, se adaptaron al gusto francés, y ahora te venden bocadillos de baguette llenos de pato laqueado o de cerdo al caramel o no sé qué. Tienen sus aficionados.

Y finalmente los que compran cosas dentro del Alcampo. En la estantería del “traiteur”, pequeñas ensaladas, bocadillos ingleses, pastelitos, yogures… Yo soy más de este grupo, aunque me la suda luego esperar 20 min en la cola de las cajas. Pero me siento más en terreno conocido. Me reconozco en las chicas que compran yogures de 0% y cereales Special K (lo hago a menudo después de un fin de cargado), en los treintañeros que compran ensaladas frescas o bocadillos frescos porque hay el número de calorías sobre la caja. Hasta me reconozco en los ejecutivos que van a comprarse una bandeja de sushis en la zona de pescado, porque hace más chic (aunque cuesta un huevo y no son tan buenos los sushis, pero sí, lo hice también y me divertí muchísimo).

Ellos y yo somos del grupo que solemos comer fuera leyendo cuando el tiempo es bueno. No sé por qué, pero los que compran McDo o bocadillos de Paul también comen fuera, pero no leen. ¿Habrá una relación culturalo-alimenticia? Y cuando no hace buen tiempo, pues comemos en la oficina. Ellos no sé qué hacen, pero yo escribo los posts para este blog, jejeje.

Bueno, os dejo, es hora de comer!